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Templarios se refugian en Morelia sus hijos estudian ahí

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Elija su historia de horror y su partido. Escoja también los comicios de su preferencia. Eche un ojo al presente: el hombre que se acerca en el tianguis limonero se cubre con un pasamontañas. Es su primer o segundo día en las autodefensas. Es panista. Fue muy amigo de Octavio Contreras Solórzano, ex delegado de la Procuraduría Federal del Consumidor en Michoacán, ex secretario general del PAN en la entidad y cercano de la familia Calderón Hinojosa. Aparte la mirada de la fotografía que el hombre del pasamontañas le muestra: un cuerpo en la morgue, una masa de moretones con marcas del estrangulamiento.

Lo tiraron cerca del palacio municipal. Los forenses tardaron horas en alzar el cuerpo; como que querían que todos lo vieran.

Revise, como recomienda el pasamontañas, la cuenta de Twitter de Felipe Calderón y encuentre que el 16 de octubre del año pasado, efectivamente, el segundo presidente de la República surgido de las filas del PAN escribió: Es en el mejor interés del gobierno federal y del estatal dar con los asesinos de Octavio Contreras y terminar con su dominio en Apatzingán.

Consulte sus notas de 2010. Ahí quedó el testimonio de Rebeca Contreras, hermana de Octavio. Ella era entonces presidenta del PAN municipal y habló en su negocio de venta de materiales de carpintería. Acuérdese de que la mujer, hoy regidora del ayuntamiento de Apatzingán, miraba nerviosamente de un lado a otro, como buscando orejas incómodas.

Duras críticas

Recuerde que aún así fue dura en sus críticas al alcalde y el gobernador, ambos perredistas entonces, porque no actuaron cuando criminales enmascarados asaltaron dos negocios tras la supuesta muerte de Nazario Moreno a manos de las fuerzas del gobierno de Calderón. No olvide, además, que, pese a su militancia, la dirigente municipal fue más crítica aun con la Policía Federal que por entonces limpiaba una ciudad que sigue sucia: Independientemente del objetivo al que vengan, no estoy de acuerdo con que lleguen a saquear, con que entren a las casas a robar.

Repase la historia de hace unos meses: Octavio Contreras tuvo una cita en el palacio municipal. Al salir, escribió mensajes a sus amigos poderosos. Estoy amenazado de muerte.

La respuesta demoró. La información la confirmó otro tuit escrito en Harvard: A Octavio Contreras lo habían amenazado en la propia alcaldía para que dejara de publicar en redes sociales lo que pasa en Apatzingán.

Salga a dar una vuelta por las calles. Cuente los fusiles de la Policía Federal y pierda la cuenta al llegar a 300. Acostúmbrese a los helicópteros, porque sobrevuelan todo el día, a todas horas.

Mire a los niños, recién salidos de la escuela, y pregúntese cómo pueden jugar en los camellones, beber tejuino a grandes sorbos y reír como si nada ocurriera.

Pida a sus contactos importantes en el Distrito Federal un nombre, un teléfono, para hablar, con toda la discreción del caso, de lo que sucede de verdad en Apatzingán. No se asombre con la respuesta: No hablan, nadie habla.

Vuelva al relato del hombre del pasamontañas: “Octavio salió de la alcaldía y mandó varios mensajes diciendo que lo habían amenazado de muerte. Se fue a su negocio (una mueblería) y de ahí lo sacaron unos hombres que llegaron en varias camionetas. Sus amigos buscamos un contacto para saber qué pendiente tenían con él. Nos dijeron: ‘Lo tienen Kike (Enrique Plancarte) y Chayo (Nazario Moreno), ya ni hablen’”.

De cómo el PRD perdió a sus promotoras del voto

Revise las notas de la conversación, en Morelia, con un ex dirigente del PRD. Transcriba: “En las elecciones de 2011 a nuestro candidato lo dejaron, la verdad, como mera comparsa. Y no fue nada suavecito. Al menos sé de un caso en que los templarios llegaron con nuestras brigadistas y les dijeron: ‘Lo mismo que están haciendo para el PRD lo van a hacer para el PRI’. Muchas se resistieron. Las citaron a una reunión y ahí, delante de ellas, mataron a un taxista. Perdimos a nuestras promotoras del voto”.

Consulte los datos de la elección de 2011: el candidato del PRI, Uriel Chávez Mendoza, arrasó con 22 mil 158 votos, contra 9 mil 454 del perredista Roldán Álvarez.

No olvide que hace un par de días, pese al miedo, hubo un mitin frente al palacio municipal, donde se impuso el grito de ¡Fuera, fuera!, dirigido al alcalde Chávez.

Tampoco que en ese acto el vocero de las autodefensas, Estanislao Beltrán, sentenció: No venimos a quitar ni a poner, pero se hará lo que el pueblo diga.

En esa misma ocasión, Papá Pitufo, como se le conoce, acusó a la policía municipal de Apatzingán de haber levantado, en diciembre del año pasado, a la regidora perredista de Buenavista Tomatlán María Mariscal Magaña, quien se encontraba embarazada.

Sea paciente en el tianguis limonero porque se le acercará un segundo encapuchado, de otro color, porque es perredista (no olvide precisar que en las autodefensas de varios municipios, entre ellos Buenavista y Tepalcatepec, la voz cantante la llevan los priístas).

Escuche al segundo encapuchado, de quien oyó decir que “es uno de los que los templarios echaron de aquí”: “El problema para el gobierno es que ahora va a tener que poner atención en Morelia, porque muchos templarios se han ido para allá. Los hijos de ellos estudian en esa ciudad, y allá rentan casas. El hijo de El Chayo sigue ahí, en el Tec. Claro, también se han ido a ciudades de Guanajuato, como Salamanca, Irapuato y León”.

De cuando La familia ya no era nada

Salga de noche a las calles de Apatzingán y mire cómo funciona la nueva estrategia del gobierno que las autodefensas aceptaron. El fin de semana, los comunitarios comenzaron a colocar barricadas en las entradas de la ciudad. No están más, salvo en la salida que conduce al tianguis limonero, lugar que se ha convertido en el cuartel general de las autodefensas.

Procure recordar que el gobierno federal busca que no haya más fotos de barricadas, y menos en Apatzingán. La escenografía cuenta.

Vea pasar un convoy, y otro, y otro, de la Policía Federal. Anote que medio minuto después pasó una caravana de los comunitarios, responsables, con la nueva estrategia, de poner el dedo. Escriba en la libreta que la carga de las camionetas son motos presuntamente decomisadas a los halcones de los templarios.

Busque vida nocturna más allá de las taquerías y la plaza central. Recuerde que un eje de la política de Calderón contra la delincuencia fue la recuperación de espacios públicos.

Coma unos tacos y escuche a los vecinos de una colonia popular decir que ahora hay más picaderos que antes.

Mire las calles repletas de policías y soldados, pero no se deje caer en la tentación de creer que está en 2007, cuando Genaro García Luna se ufanaba de tener en Michoacán mil 400 elementos, retenes, tareas de inteligencia y detenciones, sin contar con la eliminación de puntos de venta de drogas.

No crea que vive la misma historia si recuerda que Calderón desplegó en su estado natal más de 4 mil 200 elementos del Ejército, 46 aeronaves, 19 perros y 246 vehículos terrestres. Sume los mil elementos de infantería, nueve helicópteros y dos aviones con cámaras nocturnas que aportó la Armada de México.

Y no olvide que aquí en Apatzingán estuvo el calderonista centro de comando e inteligencia.

Vuelva a los tuits de Felipe Calderón y remítase a mediados de diciembre de 2010, cuando Francisco Blake vino a Morelia a decir: “La familia michoacana es una organización debilitada, no sólo por los recursos decomisados, sino por la desarticulación de sus principales criminales y mandos operativos”.

Para terminar, dígase en tono escéptico: Bienvenido a Apatzingán.

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