Desde que Joaquín “El Chapo” Guzmán se fugó del penal de alta seguridad de Puente Grande en Jalisco, a mediados de enero del 2001, se prendieron los “focos rojos” en esta frontera, aunque fue hasta la segunda mitad de la década pasada cuando comenzó a pelear “la plaza” con “La Línea”, logrando adjudicarse varias zonas del estado, indican reportes oficiales tanto de México como de Estados Unidos.
El saldo más costoso para Ciudad Juárez, establecen ciudadanos organizados, fueron los más de 10 mil asesinatos cometidos durante la “guerra” librada aquí desde el 2008, además de una “oleada” de delitos de alto impacto como secuestros, extorsiones y robos violentos, tanto a personas y negocios como a casas-habitación.
La lucha que emprendió el Gobierno del ex presidente mexicano, Felipe Calderón Hinojosa, fue otro factor que incidió en lo que pasó aquí, agregaron.
A condición del anonimato por temor a represalias, los representantes de distintos organismos locales señalaron que la muerte de miles de personas aquí no tiene precedentes ni siquiera en otras partes de México, donde ahora ocurren hechos similares.
“'El Chapo' ya es parte de nuestra historia, una muy roja y sangrienta que será recordada por siempre”, acotó uno de los entrevistados, quien agregó que después de la captura de Guzmán la comunidad fronteriza está a la expectativa ante la posibilidad de más hechos violentos.
La presencia del líder del cártel de Sinaloa en esta ciudad, o al menos de su gente. Fue evidenciada por sus mismos cómplices y sus contrincantes con mensajes en mantas, bardas y hasta en redes sociales, además de reportes oficiales nacionales y estadounidenses que informaron sobre captura o asesinato de integrantes de ese grupo, y decomisos de drogas y armas.
La relación del líder sinaloense con esta frontera comenzó casi con su fuga, ocurrida el 19 de enero del 2001.
En ese entonces, se informó que la delegación estatal en Chihuahua de la Procuraduría General de la República (PGR) ordenó reforzar la vigilancia en “puntos clave”: el aeropuerto, central camionera, estación del ferrocarril y las carreteras como parte de los operativos tendientes a capturarlo.
La entonces Policía Federal Preventiva (PFP) montaron también un operativo especial en los puentes internacionales.
En 2005 la entonces Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) cateó aquí domicilios y negocios para tratar de ubicar a “El Chapo” Guzmán luego que se obtuvo evidencia en contra de su organización a finales de 2004, tras el desmantelamiento de una célula del clan Arriola Márquez, grupo identificado como parte del cártel de Sinaloa.
En marzo de ese año aparecieron en la ciudad posters con fotografías de Guzmán Loera solicitando información, a cambio de 5 millones de dólares, para dar con su paradero. Los afiches fueron colocados en el cruce del eje vial Juan Gabriel y Ponciano Arriaga, además en la intersección de Óscar Flores y bulevar Zaragoza, de acuerdo con reportes periodísticos.
La estrategia estaba siendo promovida por un grupo denominado “Delate al narco”, pero las autoridades negaron alguna participación.
En agosto de 2006, la PGR informó que investigaba la alianza del cártel de Sinaloa con el de los Arriola Márquez, quienes estaban en busca de incrementar el trasiego de droga hacia los Estados Unidos.
Fue hasta 2007 cuando, al parecer, “El Chapo” comenzó su plan para quedarse con la plaza fronteriza, según el testimonio de un ex policía municipal que participó en una cónclave en la que se anunció que el líder del cártel de los Carrillo, “El Viceroy” (Vicente Carrillo Fuentes) era quien mandaba en Chihuahua y que la gente de “El Chapo” tendría que someterse.
Con la condición del anonimato, el ex oficial local contó que una mañana a finales del 2007 todos los mandos de la policía local fueron convocados a una reunión en el parque Central, la que se realizó a las 14:00 horas.
En ese punto hubo patrullas de la Policía Municipal y de la entonces Policía Judicial del Estado (PJE), mientras que dentro de las instalaciones públicas había hombres armados que cerraron el acceso a los ciudadanos.
Luis Guillermo “El Pariente” Castillo Rubio, detenido por la PGR en Querétaro en diciembre del 2011, encabezó el encuentro y se dirigió a los jefes policiacos en esta frontera.
“Desde este momento en adelante aquí el cabrón es ‘El Viceroy’, cualquier movimiento que hagan estos –dijo refiriéndose a los representantes de ‘El Chapo’– tiene que ser supervisado por nosotros, cualquier bodega, cualquier cargamento, cualquier llamada que hagan éstos y que suelten ustedes algo y no nos enteramos nosotros, se los va a llevar la chingada.
“Nosotros dijimos ‘ah, cabrón qué pedo’, porque antes se trabajaba en conjunto y con cualquiera de los dos cárteles mandaba”, explicó el ex policía.
En enero del 2008 comenzó a materializarse la guerra por la posesión de la frontera con atentados y asesinatos de alto impacto, el primero fue el asesinato del capitán de la Policía Municipal, Julián Cháirez Hernández, la madrugada del 20 de ese mes, quien fue acribillado en las avenidas Hermanos Escobar y Plutarco Elías Calles en el Fovissste Chamizal.
Al día siguiente el director operativo de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM), Francisco Ledesma Salazar, fue ejecutado a balazos al salir de su domicilio para ir a trabajar.
Esa misma noche el coordinador regional de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI), Fernando Lozano Sandoval, fue atacado alrededor de las 20:40 horas en la avenida Paseo del Triunfo de la República, a la altura de la avenida Del Charro, pero logró sobrevivir.
Una semana después de estos eventos apareció el primer narcomensaje utilizado en este lapso en el monumento al Policía Caído: “Para los que no creyeron, Ismael Cháirez, Gabriel Romo, Baca, Cháirez y Francisco Ledezma”, citaba el texto. El mensaje fue puesto sobre una corona de flores y contenía los nombres de 17 elementos municipales más, identificados por apellido, código y sector.
El 24 de mayo del 2008, junto a los cadáveres de cinco hombres asesinados –dos decapitados– apareció otro mensaje, ahora de los contrarios a “El Chapo”, sobre la prolongación de la avenida Vicente Guerrero.
En lo sucesivo, en muchas de las escenas de homicidios aparecieron este tipo de escritos, donde la “Gente Nueva” de Guzmán y “La Línea” se adjudicaban o se deslindaban de hechos violentos.
Una de las primeras evidencias de que un grupo de “El Chapo” estaba operando aquí se dio a conocer en septiembre del 2009, cuando cinco presuntos sicarios fueron detenidos por el Ejército y fueron identificados por autoridades de la Operación Conjunta Chihuahua (OCCh) como integrantes de una célula delictiva del cártel de Sinaloa.
La intervención del cártel de Sinaloa en Ciudad Juárez se ventiló también en una Corte Federal de El Paso durante un juicio por narcotráfico realizado en 2010.
Durante el proceso contra Manuel Chávez Betancourt y Fernando Ontiveros Arámbula, acusados de traficar 100 ó más kilos de mariguana a Estados Unidos, participó como testigo Jesús Fierro Méndez, alias “Puma” y ex capitán de la Policía en Juárez.
El ex oficial declaró en la audiencia que Guzmán le autorizó tanto a él como a otros miembros de su organización a proveer información a las autoridades federales de Estados Unidos sobre “sus rivales del cártel de Vicente Carrillo Fuentes”.
En abril de ese mismo año se hizo pública una conclusión de funcionarios de Inteligencia estadounidense que establecía que, después de una lucha de casi dos años, “El Chapo” controlaba las rutas para trasladar estupefacientes a través de Ciudad Juárez.
Por su parte, las autoridades mexicanos expresaron lo mismo cuando el ahora ex comisionado de la Policía Federal (PF), Facundo Rosas Ríos, señaló que líneas de investigación apuntan a que Guzmán se posicionó del Valle de Juárez.
Incluso Edgar Valdez Villarreal “La Barbie”, otro narcotraficante detenido en el estado de México por la Policía Federal, dijo en un interrogatorio –hecho en septiembre del 2010– que la violencia desatada en Ciudad Juárez era responsabilidad de “El Chapo” por no respetar un pacto que tenía con Vicente Carrillo Fuentes.
Aseguró que en varias ocasiones se dieron reuniones en las que asumieron acuerdos para no agredirse entre sus organizaciones, pero después las envidias y las traiciones entre ellos derivaron en los actuales enfrentamientos entre ambos grupos.
Mientras, la agencia Stratfor, que provee servicios de inteligencia e información sobre conflictos a nivel mundial, dio a conocer en el análisis denominado “La guerra en México contra las drogas. El año más sangriento”, publicado el 20 de diciembre de 2010, que la organización de Sinaloa se había extendido en territorio chihuahuense hasta prácticamente controlarlo todo, con excepción de Ciudad Juárez y la región este.
En marzo del 2011 se conoció que la organización Wikileaks tenía información acerca de que los militares no sólo permitieron que los cárteles de Sinaloa y de Juárez se enfrentaran entre sí por el control de la plaza, sino que también tenían sus preferencias porque supuestamente "les hubiera gustado ver ganar al cártel de Sinaloa", según un cable generado por el Consulado en Ciudad Juárez el 23 de enero de 2009 y que fue liberado bajo el número de referencia 09CIUDADJUAREZ22.
El documento fue elaborado por el que en esa fecha era el cónsul de Estados Unidos aquí, Raymond McGrath, quien lo envió a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, así como a la Embajada en México y a todos los consulados americanos en territorio mexicano.
Al mes siguiente la agencia Stratfor señaló que la organización de los Carrillo Fuentes iba quedando “lentamente” estrangulada por el cártel de Sinaloa, el cual controla ya todo el estado de Chihuahua, incluyendo la capital.
Incluso el escándalo que generó el operativo “Rápido y Furioso”, instrumentado por autoridades estadounidenses para introducir armas a México, expuso la intervención de “El Chapo” luego que en abril de 2011 se encontró un arsenal en una vivienda del fraccionamiento Universidad que procedía de ese cargamento.
Se dio a conocer que los artefactos pertenecían a José Antonio Torres Marrufo, lugarteniente del cártel de Sinaloa detenido en febrero del 2012, los que llegaron aquí procedentes de Phoenix, Arizona, a través de El Paso, ciudad que funciona como “eje central” para este tipo de tráfico.
Las armas de la “Operación Rápido y Furioso” permitieron el triunfo del cártel de Sinaloa sobre el de los Carrillo Fuentes en la guerra por el control del narcotráfico en esta frontera, se estableció en documentos con los que se propuso en el Congreso norteamericano acusar de desacato al Procurador de Justicia Eric Holder en mayo del 2012.
“Para la primavera de 2010, seis meses después del inicio de la “Operación Rápido y Furioso” y de una intensa compra de armas por parte del cártel de Sinaloa, los hombres del ‘Jaguar’ (Torres Marrufo) habían ganado la batalla al Cártel de Juárez y tomado el control de las rutas del narcotráfico a través de Ciudad Juárez”, dice el documento.
A principios de 2012, el ex secretario de Seguridad Pública en Ciudad Juárez, Julián Leyzaola Pérez, indicó que los grupos de delincuencia organizada que se disputan el control del narcotráfico en Juárez operan en áreas geográficas definidas, ya que mientras la estructura de “La Línea” se concentra en las zonas norte y poniente de la ciudad, la de Sinaloa opera en la zonas oriente y suroriente.
A pesar de las opiniones oficiales y extraoficiales acerca de que “El Chapo” estaba adueñado de la plaza fronteriza, durante el 2013 varios de sus operadores fueron atrapados o muertos.
En enero de ese año Jesús Rodrigo Fierro Ramírez, alias ‘El Fierro’, fue abatido en un enfrentamiento con policías municipales. El hombre, considerado el número 11 en la organización de Sinaloa, fue llevado a recibir atención médica, pero murió.
Fuentes de la Fiscalía General del Estado (FGE) dijeron tener la certeza de que el ex agente de la desaparecida Policía Judicial del Estado (PJE), que era conocida también como “Tocayo”, “Pelón” y “Peña”, encabezaba aquí a la gente de “El Chapo”.
Los hechos ocurrieron en la casa 1015 de la calle Estancias Santa Fe, del fraccionamiento privado Las Estancias, ubicado en el cruce de las calles Júpiter y Quintas del Valle, en el área de Satélite al oriente de la ciudad, donde se atrincheró para enfrentar a más de 100 policías con una pistola calibre .45.
En agosto del año pasado fue también muerto Gabino Salas Valenciano, presunto operador de “El Chapo” en el valle de Juárez, se desprende de información hecha pública por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, que reveló la estructura del cártel de Sinaloa que opera en Chihuahua. El hombre fue en Praxedis G. Guerrero.
Ese mismo mes fue detenido Mario Núñez Meza, conocido como “El Mayito” o “M10”, quien fue policía municipal, colaborador del cártel de Sinaloa para el que comenzó a traficar mariguana y precursor del grupo “Gente Nueva”.
Según la justicia norteamericana, a través de una acusación formal puesta ante la Corte Federal del Distrito Oeste de Texas, Núñez Meza formaba parte de un grupo de ex policías que se unieron a organizaciones criminales.
El ex agente actúo tanto en Chihuahua como en Sinaloa y Durango, según datos oficiales de agencias estadounidenses y dependencias federales mexicanas, cometiendo actos como tráfico de drogas, secuestro y homicidio entre otros.
Aunque entre el 2007 y el 2008 se encarnó en uno de los lugartenientes de Guzmán para emprender la guerra contra la organización de Vicente Carrillo Fuentes en Chihuahua, en marzo del 2011 el “M10” dejó la organización de Sinaloa para crear su propia tropa.