Por su poder y presencia pública en la zona serrana del “Triángulo Dorado”, Ismael Zambada García “El Mayo” se convierte en el más poderoso del Cártel de Sinaloa, y en términos operativos tras la captura del “El Chapo”; Los Dámaso y Los Guzmán deberán negociar y acordar para evitar escisiones que abran la puerta a una pugna que permita la entrada de Los Beltrán y Los Zetas, encabezados por Isidro Meza “El Chapo Isidro” a su territorio criminal. Una guerra de cárteles, es peligro inminente.
En el Cártel de Sinaloa, sobran los herederos y los sucesores.
Tras la captura de Archivaldo Guzmán “El Chapo”, el protagonismo obligado es para Juan José Esparragoza Moreno “El Azul”, e Ismael Zambada García “El Mayo Zambada”, ubicados en el mismo nivel jerárquico criminal que el capo recién detenido.
Seguidos de los colaboradores más cercanos y personales de la familia Guzmán, y de Dámaso López Núñez “El Licenciado” (encargado de actividades administrativo-empresariales del cártel) y su hijo Dámaso López Serrano “El Mini Lic” (responsable de los operativos de trasiego y control de la plaza), miembros de una influyente familia política priista con presencia en los poblados de Álamo, Quila, El Salado, Costa Rica y Eldorado en Culiacán, Sinaloa.
Además, permanecen los espacios ya tomados por los juniors del narcotráfico, que continúan su entrenamiento en la operatividad criminal: Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Jesús Alfredo Guzmán Salazar y Ovidio Guzmán López, los tres, señalados por el gobierno de Estados Unidos.
Adicionalmente, aparece la figura de Fausto Isidro Meza Flores “El Chapo Isidro”, líder del crimen organizado en las zonas norte y costa de Sinaloa, así como de Baja California Sur, en representación del cártel de los Beltrán Leyva (actualmente encabezado por Héctor), quien se ha enfrentado de manera permanente a “Los Chapos”, impidiéndoles el control de las plazas antes mencionadas.
Poder compartido
El Cártel de Sinaloa nunca ha sido de un solo hombre, ni siquiera antes de la llegada de Archivaldo “El Chapo” Guzmán a la cúpula del organigrama delictivo de este grupo mafioso entre 1989 y 1990, cuando los capos se distribuyeron el poder criminal sinaloense tras la captura de Miguel Félix Gallardo.
En el territorio que le correspondió, Guzmán Loera repartió entre sus compadres y parientes, funciones que permitieron a su célula, dar continuidad del impune trasiego de droga, incluso en su ausencia obligada de 1993-2001, cuando estuvo preso, controló desde el penal.
Desde 1990, “El Azul”, “El Mayo” y Héctor “El Güero” Palma (detenido y extraditado a la Unión Americana) también formaron parte de esta restructuración de la asociación de narcotraficantes. De hecho, este grupo incluía también a Ignacio “Nacho” Coronel, muerto en operativo militar suscitado en Jalisco, en 2010, mientras su grupo y familia continuó operando. Lo mismo a Arturo “El Barbas” Beltrán Leyva y su familia, antes que fueran traicionados por “El Chapo” Guzmán y organizaran su propio cártel.
Archivaldo no era más importante al interior de la sociedad mafiosa que sus compañeros, pero destacó en la opinión pública, entre otros hechos, por lo siguiente:
*La fuga el 19 de enero de 2001 del penal de Puente Grande, Jalisco.
*Los varios intentos de asesinato entre él y los líderes del Cártel Arellano Félix en los 90s, por el control de la plaza de las Bajas Californias, destacando aquel donde fue acribillado el Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, el 24 de mayo de 1993.
*La pugna interna desatada de su grupo contra los hermanos Carillo Fuentes a partir del año 2007 con el Cártel de Juárez, por controlar Chihuahua, aliándose con los Arriola Márquez. Pleito que entre 2008 y 2013, contabilizó más de 10 mil asesinatos.
*La traición y enfrentamiento encarnizado y público con el cártel de los hermanos Beltrán Leyva, quienes lo responsabilizaron de la captura de Alfredo (21 de enero de 2008) y la muerte de Arturo a manos de elementos de la Marina (16 de diciembre de 2009).
*Un presunto acuerdo de inmunidad conseguido para los principales integrantes del Cártel de Sinaloa, por el abogado y amigo de “El Chapo”, Humberto Loya Castro en 2004, ratificado por Jesús Vicente Zambada Niebla (hijo de Ismael Zambada) en 2009, cinco horas antes de que fuera arrestado; información dada a conocer en julio de 2011 como parte de sus declaraciones en el juicio que le sigue en contra la Corte Federal de Chicago, Estados Unidos.
*La inclusión de Archivaldo Guzmán Loera como uno de los hombres más ricos del mundo en la revista estadounidense Forbes durante cuatro años seguidos 2009- 2012, ya que el medio de comunicación estima su fortuna en más de 3 mil millones de dólares.
La negociación criminal
Las guerras domésticas “promovidas” por Guzmán, supuestamente contrastaban con la actitud “más conciliadora” de Esparragoza y Zambada con las otras alas del cártel y células de la organización criminal. A ellos corresponderá de manera natural establecer el control del cártel sinaloense.
Por información que lleve a la captura de ambos, el gobierno de Estados Unidos ofrece 5 millones de dólares, y el mexicano, 30 millones de pesos.
De hecho, la detención de Archivaldo les abre una puerta para establecer un período de alianza con los grupos rivales de Los Beltrán y Los Carrillo Fuentes, con quienes Guzmán había desatado una pugna interna desde 2007.
Para lograrlo, deberán controlar o provocar la captura de “Los Dámaso”, al mismo tiempo que evaden a las autoridades coordinadas de México y Estados Unidos, quienes declararon públicamente que son los siguientes objetivos.
En este punto, serán el tiempo, los operativos y sus resultados, los que aclararán la versión que manejan algunos integrantes del cártel de “El Chapo”, que su captura fue resultado de la traición de su compadre Zambada. Dicho que contrasta con el reporte oficial ubicado por el rastreo que se hizo del celular de uno de sus acompañantes a través de un dron, porque el hombre encendía y apagaba el aparato para que le dieran seguimiento intencionalmente. Y el resultado de una acción conjunta entre los gobiernos de México y de Estados Unidos.
Los herederos del imperio criminal
Juan José Esparragoza Moreno “El Azul”. Tiene 65 años y sus ubicaciones referidas por la Procuraduría General de la República (PGR), son Guadalajara, Jalisco, y Cuernavaca, Morelos. En su ficha de interno en el Sistema Penitenciario Mexicano -de marzo de 1986 a mayo de 1993-, que ha sido pública, se anota que estudió hasta el segundo año de secundaria, y es hijo de un ganadero que lo ayudó a poner unos abarrotes mientras apoyaba al negocio familiar.
Ingresó al cártel a los 22 años, empezaba la década de los 60s. Lo reclutaron cuando laboraba en la Dirección Federal de Seguridad en Sinaloa, operó con Pedro Avilés, Félix Gallardo, Ernesto Fonseca y Rafael Caro Quintero. Expedientes policiacos acreditan su paso o colaboración con el Cártel de Guadalajara, el Cártel del Pacífico, Cártel de Sinaloa y “La Federación”, que pretendió integrar en 2002.
Declaraciones de testigos del homicidio del agente estadounidense Javier Camarena, ocurrido en febrero de 1985, lo ubican en medio del cónclave que resultó en el asesinato. Incluso como parte del grupo afectado con la “Operación Cóndor”, de destrucción de plantíos de marihuana en Sinaloa en los 70s, promovida por Estados Unidos.
Por tráfico de droga fue detenido y liberado en dos ocasiones, finalmente, lo apresaron en marzo de 1986 en Querétaro. Lo soltaron en mayo de 1993, como resultado de un beneficio de libertad anticipada. Mientras estuvo preso, en la Penitenciaría del Distrito Federal, encabezó el autogobierno del penal que controló hasta 1992, cuando fue transferido al Altiplano. Todo ese tiempo continuó a la cabeza de su grupo criminal.
Durante 2013, las fuerzas federales realizaron dos operativos para capturarlo, en Zapopan en mayo, y Colima en junio. Ambos fallaron, ya que el delincuente fue alertado.
De su paso y el de su droga por Tijuana, oficialmente solo está acreditado en la investigación de la PGR en 2002, donde incluye esta plaza como parte de sus puntos de traslado e influencia, lo mismo que los municipios de León, Veracruz, Monterrey, Cuernavaca, Reynosa, Aguascalientes, Guadalajara, Culiacán, Hermosillo, Cancún y Distrito Federal.
También en el noroeste existe el registro oficial del nacimiento de su hijo, Juan Ignacio Zaragoza Gastélum, en noviembre de 1972, en San Luis Río Colorado, Sonora.
Su nombre salió a relucir tras el asesinato del comandante de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), Rubén Castillo Conde, el 24 de enero de2003 en Mexicali, por ser éste, uno de los hombres que participó en su captura. Sin embargo, el homicidio fue atribuido a Juan Carlos Islas García, presunto socio criminal de Arturo Villarreal “El Nalgón”, operador del CAF.
En cuanto a las acusaciones, boletines de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) lo señalan como corresponsable, con Rafael Caro Quintero, de la muerte del agente Javier Camarena. Refieren la detección de su actividad criminal de aquel lado de la frontera desde 1993, lo colocaron como uno de “Los más Buscados” en 2003.
Reportes periodísticos de Estados Unidos, lo ubicaron como coacusado con otros 24 delincuentes, como resultado del “Operativo Jinete Fantasma”, concluido en Texas en abril de 2008, en el que decomisaron, entre otras cosas, 200 kilos de cocaína y detectaron que la labor criminal de este grupo abarcaba ubicaciones como Boston, Massachusetts; Nueva York, Nueva York; San Luis, Missouri; Chicago, Illinois; Lexington, Kentucky; Newark, Nueva Jersey; además de San Diego, California. Sin embargo, esa información no está incluida, ni en las páginas de la fiscalía de Estados Unidos, ni en la DEA.
Adicionalmente, el Departamento del Tesoro estadunidense anunció, el 12 diciembre de 2012, sanciones contra Jorge Enrique Esquerra Esquer, Julio César Estrada Gutiérrez y Carlos Alberto León Santiesteban, por ser socios de Esparragoza. Lo mismo sucedió el 22 de agosto de 2013, a los mexicanos Mario Parra Sánchez, Manuel Arturo Valdez Rodríguez, Vanessa Valenzuela Valenzuela, Juan Carlos Villegas Loera y Angello de Jesús Solís Avilés.
En 2013, en México, la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) decidió seguir a su hija, Nadia Patricia Esparragoza Gastélum, a través de la Unidad Especializada en Investigación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita y de Falsificación o Alteración de Moneda. Intentó congelarle las cuentas bancarias, pero sus abogados obtuvieron un amparo el 26 de agosto de 2013, y desde entonces la PGR inició otra indagatoria ante la Comisión Nacional Bancaria y de Valores para escudriñar las inversiones de Nadia y Brenda Guadalupe, Cristian Iván y Juan Ignacio, todos Esparragoza Gastélum, hijos del capo.