Pandilla Barrio Azteca a Punto de Dar el Salto al Comercio Internacional de Drogas Barrio Azteca, una pandilla de prisión nacida en el sistema carcelario de Texas, se está convirtiendo en un importante jugador en el mundo criminal mexicano y el factor X en la batalla por Ciudad Juárez, dijeron a InSight Crime la fuerza pública mexicana, oficiales de inteligencia y analistas.
El grupo cuenta con unos 5.000 miembros sólo en el área de Juárez. Trabaja con una multitud
de pequeñas pandillas de la ciudad, y ha asumido un papel más permanente en el movimiento de drogas a través de la frontera, desde que los miembros de la tradicional familia poderosa, los Carrillo Fuentes del famoso Cartel de Juárez, dejaron vacante el área debido a enfrentamientos con el Cartel de Sinaloa.
La batalla dejó una cicatriz en la ciudad y sacudió el mundo criminal mexicano. Su naturaleza multifacética hace que sea difícil de descifrar, incluso cuando su primera fase parece estar alejándose en el espejo retrovisor.
Aparentemente, la lucha enfrentó a las organizaciones criminales de Juárez y Sinaloa entre sí. Juárez utilizó su brazo armado, La Línea, el cual está compuesto por oficiales y ex oficiales de la policía.
Sinaloa envió a los llamados Gente Nueva, que son asesinos profesionales, también salidos en su mayoría de las filas de la policía federal y el ejército.
Tanto Gente Nueva como La Línea atrajeron miembros rasos de las pandillas locales para alimentar sus unidades: los Mexicles y los Artistas Asesinos trabajaban con Gente Nueva y Barrio Azteca con La Línea. Para el Cartel de Juárez, Barrio Azteca fue un socio apropiado.
Volando “Cometas” y Expandiéndose hacia el “Mundo Libre”Barrio Azteca comenzó en 1986 en las cárceles de El Paso, donde construyó una reputación de ser un grupo organizado, disciplinado y ferozmente leal. Según una acusación federal de Estados Unidos en 2011 contra de 35 miembros Azteca, el grupo se refiere a sí mismo como “Familia Azteca” y exige que sus miembros den prioridad a los negocios de la pandilla sobre cualquier otro asunto.
Impone un conjunto de “reglas sagradas” que establecen jerarquías, los medios de ascensión, y disciplina para aquellos que desobedecen. Los castigos se imparten a los miembros y sus familias por igual. La acusación federal dice que Barrio Azteca mató a la hijastra de un miembro que creían estar cooperando con la policía, y la esposa y padres de otro presunto informante también fueron secuestrados y asesinados.
Su dura imagen ayudó a Barrio Azteca a expandirse por todo el suroeste y el noroeste.
Según una evaluación de la amenaza de las pandillas del FBI de 2011, Barrio Azteca tiene células en Massachusetts, Pennsylvania y Texas, y controla la distribución de drogas en la ciudad fronteriza de El Paso. Las autoridades de Texas dicen que también opera en Nuevo México, y cuenta con más de 3.000 miembros en Estados Unidos.
Los líderes en las cárceles se comunican a través de los servicios postales oficiales y por teléfono, y utilizan a familiares y amigos para pasar mensajes codificados llamados “cometas” que pasan órdenes a aquellos en el “mundo libre”.
Las autoridades de Texas dicen que Barrio Azteca era tan efectivo que trabajaba como una extensión del Cartel de Juárez. Sus miembros “facilitan el movimiento de personas y drogas en Estados Unidos, consiguen armas, vehículos, y otros materiales para el cartel, y llevan a cabo actos de violencia y otras actividades criminales en nombre del cartel,” decía la Evaluación Nacional de la Amenaza de las Pandillas en Texas de 2011.
Barrio Azteca opera en ambos lados de la frontera, aunque los líderes de la organización se encuentran en las cárceles de Estados Unidos. La acusación federal cita a un miembro diciéndole a otro, en una conversación telefónica, que “el dinero se hace en el ‘sur’, pero el poder está en Estados Unidos.”
La Operación de Barrio Azteca en Juárez
No está claro cuándo Barrio Azteca comenzó a operar en grandes números en Juárez. Lo que es cierto es que el grupo se expandió después de 1996, cuando Estados Unidos cambió las leyes de inmigración y comenzó a deportar en masa a los inmigrantes ex convictos, hacia lugares como México. Al igual que los países del Triángulo del Norte de Centroamérica, México recibió a miles de miembros de pandillas que han fortalecido su presencia y ampliado su alcance a través de las fronteras.
Un ex director de una prisión en Chihuahua, Gustavo de la Rosa, dijo que Barrio Azteca comenzó ejerciendo control sobre las cárceles en el estado, con precisión y disciplina, a principios de 2000. Los miembros de Azteca están rapados, y deben seguir estrictas reglas sobre el consumo de drogas. Este modus operandi impresionó a los poderes locales – la Organización Carrillo Fuentes, también conocida como Cartel de Juárez – que comenzaron a utilizar a los Aztecas como sicarios.
Durante la guerra con el Cartel de Sinaloa, la cual comenzó en 2007, este papel le costó caro a Barrio Azteca: miles de personas murieron en los enfrentamientos en los años que siguieron, muchos de ellos Aztecas, dijeron oficiales de inteligencia a InSight Crime. Los principales líderes de Barrio Azteca fueron encarcelados o huyeron a otras áreas. De los 35 líderes acusados, nombrados en la acusación federal de 2011, por ejemplo, sólo dos siguen en libertad, y 24 se han declarado culpables.
En muchos sentidos, Barrio Azteca ha cavado su propia tumba. Fue el grupo responsable de matar a 15 adolecentes en una fiesta en enero de 2010, un evento que explotó en la cara del gobierno mexicano cuando el presidente Felipe Calderón sugirió que los adolecentes asesinados estaban vinculados al crimen organizado. Esto precedió una segunda acumulación masiva de tropas federales, cuyo principal objetivo sería Barrio Azteca y el brazo armado del Cartel de Juárez, La Línea, que muchos percibieron como las más violentas de las facciones en guerra.
El 13 de marzo de 2010, los miembros Aztecas siguieron dos vehículos con placas diplomáticas que salían de una fiesta de cumpleaños, y luego los emboscaron, asesinando a un funcionario del consulado de Estados Unidos, a su esposa, y a la esposa de otro funcionario consular. El incidente intensificó los esfuerzos de Estados Unidos y presionó al gobierno mexicano para que persiguiera a Barrio Azteca en Juárez.
Sin embargo, los Aztecas también fueron engañados por sus rivales. Un funcionario de inteligencia mexicano – que, como los demás en esta historia, pidió el anonimato porque no está autorizado a hablar con los medios de comunicación – dijo que había varios elementos claves distintivos que dieron a Gente Nueva una ventaja táctica y operativa. El grupo tenía más entrenamiento y mejor armamento. También era más disciplinado, utilizaba viejos modelos de vehículos y evitaba las actividades nocturnas.
El Nuevo Barrio Azteca
Los Aztecas parecen haber aprendido algunas valiosas lecciones de los años en batalla, y adquirieron una experiencia que puede hacerlos la fuerza más poderosa de la región, en los
próximos años. Ellos ahora utilizan autos más viejos y unidades mejor entrenadas, dijeron funcionarios de inteligencia mexicanos. Tal vez lo más importante es que parecen estar redefiniendo su relación con sus antiguos jefes. Vicente Carrillo Fuentes, el líder de mucho tiempo del Cartel de Juárez, ha huido y puede haberse jubilado. Se dice que otros miembros de la familia y organización criminal se están disputando la corona. Numerosos miembros de La Línea también han sido asesinados o arrestados y, junto con la familia Carrillo Fuentes, se cree que los sobrevivientes se esconden en el vecino estado de Sonora.
Lo que queda de la estructura en Juárez es los Aztecas. Ellos ocupan su tradicional territorio en los barrios orientales, y controlan una porción del extremo suroeste de la ciudad, cerca de la cadena montañosa que sobresale del terreno predominantemente llano, muestra un mapa de las agencias de inteligencia de México obtenido por InSight Crime.
Allí ellos controlan el mercado local de distribución de drogas, la extorsión, el tráfico de personas y otros pequeños negocios ilegales. Ellos ganaron participación en algunos de estos negocios durante el tiempo que trabajaron con el Cartel de Juárez, en un proceso que Southern Pulse llama “transferencia de tecnología criminal”. Su dominio, si no su presencia, es total en estas áreas.
Modus Operandi de Barrio Azteca
Juárez tiene un estimado de 900 pandillas operando, que varían en tamaño; desde 20 hasta los casi 5.000 miembros de Barrio Azteca. Las pandillas en las zonas controladas por los Aztecas operan bajo su competencia, formando parte de un elaborado y disciplinado sistema para hacer dinero, que se asemeja a una franquicia local bien gestionada.
En la cúspide de Barrio Azteca están los generales (conocidos como “Capo Mayor” en Estados Unidos) que buscan controlar desde arriba hacia abajo. Ellos son mayores, entre 45 y 50 años, y “condenados a cadena perpetua”, dicen funcionarios de inteligencia. Se trata de un pequeño grupo: dos o tres en la cárcel; cinco o seis en el “mundo libre”. Ellos manejan el grupo por comités. Todas las decisiones deben tomarse por consenso. Si no hay consenso significa que no se toman medidas.
Por debajo de los generales están los capitanes. Estos son comandantes de mando medio que dirigen las “mini-plazas” para generar ingresos. Ellos están en deuda con los generales en todo sentido. Su principal tarea en este esquema es cobrar a los tenientes y llevar los libros de contabilidad.
Los tenientes, por su parte, tienen numerosos sargentos. Estos sargentos son una mezcla de Aztecas y no Aztecas. Ellos reciben órdenes de los tenientes que, dependiendo de la zona, solicitan una cuota fija por semana a estos operadores del mundo criminal local. Los sargentos luego emplean a los llamados "indios," o soldados, para recoger estos ingresos. A medida que el ingreso se pasa hacia arriba, cada nivel toma su parte.
Los flujos de ingresos se dividen en dos grandes bloques. Por un lado, es la distribución local de droga, la cual las autoridades estiman que representa un poco más de la mitad de los ingresos locales del grupo. Por otro lado, está todo lo demás: desde la extorsión hasta el tráfico de personas, el robo de vehículos y el tráfico de armas.
Los ingresos de los Aztecas son significativos, y ellos han desarrollado formas para socavar los esfuerzos de la policía para frenar el ritmo de regeneración y crecimiento. La mayoría de las ventas de droga, por ejemplo, son ahora entregadas directamente al consumidor. Los pedidos se hacen por teléfono utilizando un lenguaje codificado que suena como una orden de comida rápida: “pollo asado” significa una orden de corte de cocaína; “pollo crudo” es una orden de cocaína pura para cocinar y revender como un derivado.
La orden es enviada por medio de numerosos mensajeros en carros o en motos, e incluso en
bicicletas. Estos "indios" a menudo son menores de edad y llevan un poco más de un par de dosis, así, si son capturados, ellos no serán procesados. (La ley mexicana define dosis personal a aquellos que porten, por ejemplo, menos de 5 gramos de marihuana – vea articulo 479 de la ley aquí; define la “intención de distribuir” como llevar 1.000 veces la cantidad de dosis personal.
Aquellos que sean capturados y procesados caen en una especie de red diferente: las cárceles de México. Aquí puede ser donde Barrio Azteca está en su mejor momento. En las cárceles de Juárez, los Aztecas tienen un general, un jefe militar, y un representante de relaciones públicas.
En una visita, un funcionario del gobierno recordó que el hombre de relaciones públicas de Barrio Azteca, y no el director de la cárcel, le dio el tour oficial.
"El director [de la cárcel] dijo que ellos tenían su propio sistema," dijo el funcionario a InSight Crime.
El visitante dijo que la zona de los Aztecas estaba limpia y ordenada. La contrastó con el desordenado patio de los Mexicles/Artistas Asesinos, el cual, él dijo que estaba muy sucio y caótico.