Las pandillas mexicanas se han convertido en los nuevos sicarios de los cárteles, que los contratan como sus brazos armados, advierten agentes encubiertos que investigan a estas organizaciones y que alertan de esta peligrosa alianza con el crimen organizado.
De hecho, en Estados Unidos la actividad criminal de las pandillas las ha convertido “en un problema de seguridad nacional”, reconoció Eddie Agrait, subsecretario adjunto de la Unidad de Investigación del Departamento de Seguridad Interna (DHS) de ese país.
Este funcionario estadounidense y dos agentes encubiertos entrevistados –uno mexicano y otro de El Salvador– forman parte del equipo de expertos que hoy son instructores de policías mexicanos, en un curso que se desarrolla en México para capacitarlos y enfrentar la creciente amenaza de estas organizaciones.
Agrait señala que en su país “las pandillas cometen crímenes de oportunidad, ya sea el tráfico de humanos, de narcóticos, armas, que les permite controlar áreas y ganar terreno”, y el fenómeno es creciente, de acuerdo con el intercambio de información con autoridades de México, Honduras, El Salvador, Panamá y Colombia.
El subsecretario expuso que “las pandillas se ofrecen para aprovechar las oportunidades donde pueden ganar dinero y no van a reconocer quién es su cliente. Si el intercambio con los cartéles es el nexo que requieren para poder cometer ese crimen, lo van a hacer; si fueran cárteles de tráfico de humanos, también lo van a hacer, depende del crimen que está ocurriendo en cada región”.
Los agentes encubiertos tienen cada uno 18 años de experiencia. El mexicano labora en la frontera, donde advierte que en los últimos años los pandilleros son reclutados por cárteles como el de Sinaloa y Los Zetas para fungir como sus sicarios, “son su nueva infantería”, desde Baja California a Tamaulipas.
Tan sólo en Chihuahua, las bandas Barrio Azteca, Artistas Asesinos y Mexicles, con 5 mil integrantes cada una, ofrecen sus servicios al mejor postor, y los cárteles pagan a grupos con una estructura consolidada. La alianza es peligrosa, pues “los sicarios que ahora defienden las plazas son pandilleros”.
El agente alerta que en la Ciudad de México ya es posible encontrar pintas en colonias como la Obrera, con los signos de la mafia mexicana que se distingue por el número 13, y como parte de esta organización opera la banda PCS, revelan investigaciones.
En El Salvador, las pandillas MS o Mara Salvatrucha y Calle 18 ahora pretenden controlar rutas del narcotráfico en alianza con los cárteles locales y mexicanos.