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Entre España y Estados Unidos se "tendió" la trampa para atrapar al "Chapo"

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Agentes encubiertos de Estados Unidos y España tendieron una trampa a Joaquín El Chapo Guzmán que derivó en la captura de cuatro integrantes del cártel del Pacífico, entre ellos un primo hermano del capo, lo que es considerado en Madrid como el principio de la caída del narcotraficante más buscado del mundo.

El operativo se lanzó en 2009 y se le denominó Dark Waters (Aguas profundas).

Consistió en hacer creer a El Chapo y su grupo criminal que en Madrid había nuevos mercados para su droga. Pero sólo se trataba de un anzuelo, pues cuando la gente de Guzmán Loera creyó que había condiciones para llevar cocaína a España e instalar una sucursal, se toparon con agentes del FBI y de la Brigada Central de Crimen Organizado de la Policía Española.

De acuerdo con un reportaje publicado por el diario español ABC, “pudiera ser que la operación en España fuese el principio de la caída de El Chapo”.

“Todo fue mucho más rápido después. Y la prueba es que al final lo han cogido. En su país, sí, pero con mucha ayuda americana”, señalan fuentes policiales citadas por el rotativo español.

Sucursal en España

Todo comenzó hace cinco años, cuando agentes del FBI se enteraron de que El Chapo estaba planeando un viaje a España. “Su red quería abrir una sucursal directa de la cocaína en Europa y la llave pasaba por nuestro país. Varias conversaciones interceptadas a segundones y algunas pistas de informadores alertaron de esa posibilidad al FBI de Boston, que puso en marcha en mayo de 2009 la operación Dark Waters”, describen Cruz Morcillo y Pablo Muñoz, periodistas del ABC.

El primer paso era ganarse la confianza de los delegados de El Chapo. La misión corrió a cargo de agentes del FBI, que se hicieron pasar como narcotraficantes interesados en asociarse con el cártel del Pacífico.

“Los agentes americanos, una vez que se ganaron la confianza de la trama (hubo citas y vigilancias en New Hampshire, Massachusetts, Florida, las Islas Vírgenes, México, Brasil y España), acordaron con la gente de Sinaloa las condiciones del envío de la cocaína desde Sudamérica a puertos del sur de España.

“Aquí, otra supuesta red (en realidad, los policías españoles infiltrados) se ocuparía de controlar la entrada de la droga y su posterior distribución, bajo la supervisión de los emisarios del clan mexicano”, refiere la publicación.

Fuentes policiales citadas por ABC refieren que Guzmán Loera tenía urgencia de contar con aliados del otro lado del Atlántico, pues carecía de infraestructura para instalar una sucursal para la distribución de cocaína.

“Esas primeras negociaciones lo que nos descubrieron es que El Chapo no contaba con una estructura aquí ni con medios de transporte; necesitaban una alianza para montar una factoría de forma directa, sin intermediarios”, explicaron las fuentes.

Primera regla: desconfiar

Pero El Chapo, cuyos tentáculos se extendían por 50 países, 200 ciudades de Estados Unidos y dominaba el comercio de cocaína en Centro y Sudamérica, no iba a confiar de buenas a primeras en los primeros socios que se le pusieran enfrente.

De ahí que una vez cerrados los términos del negocio empezaron las pruebas: envíos de contenedores sin droga desde Brasil y Ecuador para afianzar la seguridad de la nueva aventura. El Chapo envió cinco cargamentos, cada mes y medio aproximadamente, con piñas y plátanos a nombre de una empresa “pantalla”. Todos pasaron sin la aduana y llegaron a su destino.

Por esas fechas, cuatro hombres de la entera confianza de El Chapo viajaron a Madrid y perfilaron el trato en reuniones en el hotel Palace y en restaurantes de lujo de la ciudad, camuflados como ejecutivos mexicanos, señala el rotativo.

“Confiados ya en sus nuevos socios, y con el examen de los puertos aprobado, el siguiente paso era mandar la cocaína. El contenedor cargado con 373 kilos de droga (no era cuestión de arriesgar más la primera vez) procedente de Brasil llegó al puerto de Algeciras, el 27 de julio de 2012, camuflada entre piñas, y casi al tiempo los hombres del cártel volaron a España de forma separada. Al llegar no daban crédito. En lugar de encontrarse con sus nuevos socios, les esperaban los grilletes y la cárcel”, relata el diario español.

Cuatro detenidos

La Brigada de Crimen Organizado de la Policía detuvo a Jesús Gutiérrez Guzmán, primo hermano de El Chapo, que iba a ser el jefe de Sinaloa en España; a Rafael Humberto Celaya Valenzuela, abogado del grupo y que se encargaría de los asuntos jurídicos; a Samuel Zazueta Valenzuela, colaborador directo del primero, y a Jesús Gonzalo Palazuelos Soto.

“Estados Unidos pidió de inmediato la extradición de los cuatro, que se completó a finales de junio del año pasado. Se les envió también una pequeña cantidad de droga, como habían solicitado, para ser juzgados en New Hampshire, donde se les acusa de conspiración por distribuir más de mil kilos de coca. La causa se archivó en España, tal y como se había pactado.

“Rafael Celaya fue entregado al FBI sólo dos meses después de su arresto en Madrid. Según las fuentes, llegó a un acuerdo con agentes americanos; es decir, dio información a cambio de beneficios. Pudiera ser que la operación en España fuese el principio de la caída de El Chapo“, concluye el texto del ABC.

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