Matanzas de inmigrantes, decapitaciones, operativos hechos con precisión militar. Hasta no hace mucho, el accionar de los Zetas parecía no abandonar las primeras planas de periódicos y revistas en México.
Sin embargo, eso parece haber cambiado en los últimos meses.
Algunos analistas ya hablan del “declive” de esta organización, creada en 1998 por Osiel Cárdenas -entonces líder del Cartel del Golfo- como su guardia personal, y que en 2010 se independizó y empezó una cruel guerra contra sus antiguos jefes.
Hace una semana se confirmó la muerte de Galindo Mellado Cruz, alias El Z9, al parecer uno de los fundadores del cartel de los Zetas. Esa muerte es vista por algunos como una muestra más de la erosión de los Zetas.
Sin embargo, tanto en esta historia como en mucho de lo que tiene que ver con “la última letra”, no todo es lo que parece.
El origen
El origen de los Zetas es conocido: surgieron de un núcleo original de entre 30 y 40 militares, desertores de las fuerzas especiales de México.
En 2010 -luego de la captura y extradición de Osiel Cárdenas a Estados Unidos- se constituyeron como organización independiente y empezaron a ganar terreno, en especial en el norte de México.
Esto se debió, en buena parte, a los crueles métodos que adoptaron: fueron los primeros en usar la decapitación para ejecutar a sus enemigos.
Al tiempo que crecían empezaron a absorber diversos grupos criminales en varias regiones y a ampliar su “portafolio” a una veintena de actividades criminales, que iban desde el contrabando de cigarrillos hasta la trata de personas, pasando por el narcotráfico.
Sin embargo también han sufrido duros golpes. Los otros carteles pronto aprendieron sus métodos y crearon grupos con experiencia militar. También empezaron a utilizar métodos cada vez más cruentos.
La guerra con el cartel del Golfo ha sido larga y desgastante. En blogs especializados en seguir al narco mexicano abundan los videos de ejecuciones -generalmente por decapitación- de integrantes de uno y otro bando.
Las autoridades también los han golpeado. En octubre de 2012 dieron muerte a su líder, Heriberto Lazcano Lazcano (alias El Lazca o Z3). Y en julio del año pasado capturaron a su reemplazo, Miguel Ángel Treviño Morales, alias Z40.
Desde entonces, la cabeza más visible de los Zetas es Omar Treviño -hermano menor de Miguel Ángel- de 40 años de edad y conocido como Z42.
Ahora
En septiembre del año pasado, en el sitio “Combatiendo el Terrorismo”, de la academia militar estadounidense de West Point, en un análisis sobre los carteles mexicanos, el periodista Malcom Beith escribió que, sin sus dos líderes más conocidos, lo más probable es que los Zetas se hayan convertido en una “operación dispar y desordenada (“ragtag operation“), resuelta a la violencia y dispuesta a entrar en cualquier actividad ilícita que le reporte ganancias, pero cada vez más desorganizada”.
Aunque sin ir tan lejos, en un sitio de internet (que hace un detallado seguimiento de las organizaciones criminales de América Latina) tituló su información de Z9: “Matan en México a fundador de los Zetas mientras sigue el declive de ese cartel”.
En el texto, el analista Michael Lohmuller indica que el núcleo inicial de militares con el que se conformó a los Zetas se ha ido diluyendo y su “pérdida de liderazgo ha contribuido a la fragmentación del grupo en facciones aisladas, arraigadas a un territorio”.
A la hora de hablar de un supuesto declive de los Zetas, analistas de la consultora de seguridad Stratfor Global Intelligence se muestran más prudentes.
En un artículo titulado “Los Zetas aún no están terminados”, Scott Stewart y Tristan Reed argumentan que no hay señales de que otros líderes estén desafiando a Z42 por el control de los Zetas.
Allí reflexionan que, cuando Miguel Ángel Treviño tomó las riendas del poder, se notó un cambio en en esa organización, con menos acciones violentas y despliegue de cuerpos.
“Parece que han tomado la decisión consciente de reducir sus perfil público y en la prensa, con la esperanza de reducir la presión del gobierno sobre ellos”
De ser así, Z42 ha mantenido la política de su hermano.
Los analistas de Strafor también señalan que, si los Zetas estuvieran débiles, sus enemigos del cartel del Golfo ya habrían intentado arrebatarles la ciudad de Nuevo Laredo, la “joya de la corona” de los Zetas, mayor punto de ingreso terrestre de mercancía de México a Estados Unidos. Y eso no ha ocurrido.
Desde México
Cuando habla con BBC Mundo, el periodista Diego Osorno acaba de salir de cubrir una reunión de alto nivel -que incluye al secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong- para hablar de la violencia en Tamaulipas
“Parece que han tomado la decisión consciente de reducir sus perfil público y en la prensa, con la esperanza de reducir la presión del gobierno sobre ellos“
Osorno escribió uno de los mejores libros publicado en México sobre la organización: La Guerra de los Zetas.
Tamaulipas es el último estado mexicano en estallar en llamas. Y al centro del problema está la confrontación entre Los Zetas y el Golfo, la cual se desborda a estados vecinos como Coahuila.
El periodista dice que no se puede hablar de una desintegración o “balkanización” de los Zetas, pues nacieron así.
“Lo que hicieron los guardias originales fue crear cada uno sus propios grupos. Y luego una coalición. Esa fue la gran novedad de los Zetas, lo que ha impedido que entre a los acuerdos con los demás carteles. No se trata de una familia, o de un grupo de familias como el Cartel de Sinaloa”.
Es algo en lo que concuerda Ricardo Ravelo, director de a revista Variopinto y quien ha escrito abundantemente sobre los Zetas. “Este grupo es totalmente diferente a los carteles que conocemos. Opera con células, parecido a como lo hacen las Farc en Colombia. Tienen un liderazgo, una base contable y una estructura de sicariato. Son franquicias”.
Ravelo agrega que no cree que el grupo esté en declive, sino en reacomodo. “El hecho de que hayan caído sus líderes hacen que se recicle”. De hecho, indica, en el constante manejo interno de las crisis está una de las fortalezas de los Zetas.
De la Z al infinito
Incluso más en el centro del calor del conflicto se encuentran los administradores de Valor por Tamaulipas, una de las páginas de Facebook y cuentas de Twitter que han surgido en ese y otros estados para suplir la falta de información de los medios locales en temas de narcotráfico y violencia.
“Zonas de silencio” se les llama en este país a regiones como Coahuila y Tamaulipas.
En contacto con BBC Mundo, uno de los administradores del sitio dice que no cree que se pueda hablar de declive de los Zetas, aunque en estos momentos sí parece que la organización está a la defensiva.
“En comparación, el cartel del Golfo (CDG) ha recuperado fuerza en el terreno, y los Z realmente tiene mucho tiempo que no hacen incursiones a las áreas del CDG de Reynosa, Matamoros, Tampico”.
Pero tampoco cree que los de “la última letra” se estén desintegrando.
“Los Z siempre se han manejado de forma independiente, cada celula es como un minicartel. Lo que pasa es que el gobierno antes y hasta la fecha lo han vendido como otra estructura en la que detienen a un jefe, pero la organización en su todo no se ve afectada”.
“A ese grupo criminal le afectan más los eventos regionales que una jefatura desarticulada, detienen a uno y la cúpula de ese grupo sigue operando con normalidad. Sus jerarquias les permiten reacomodarse sin tanto problema”.
Es exactamente lo que piensa Diego Osorno, quien desde 2010, como una especie de deja-vu, viene oyendo hablar de una crisis definitiva dentro de los Zetas.
“Más que de un problema de números y bajas es un problema que tiene raíces políticas: mientras las redes políticas y económicas que los crearon sigan operando, lo que nosotros llamamos Zetas va a estarse mutando”.
Y remata: “Estamos en el Z42 y podemos llegar hasta Z infinito”.