El líder de Los Zetas, Miguel Ángel Treviño Morales, el Z-40, reclutaba a jóvenes de nacionalidad mexicana y estadunidense, con edades entre 13 y 15 años, para que pudieran cruzar la frontera sin problemas.
Los muchachos que trabajaban al servicio del capo aprendían a asesinar a temprana edad, según relataron dos de ellos, actualmente presos en Estados Unidos.
Rosalío Reta, quien ahora tiene 23 años y purga cadena perpetua en aquel país, dijo a la cadena CNN que “en una batalla, en una confrontación, es el primero en salir de su camioneta y liderar a su gente. Conozco a este hombre (el Z-40) y no te pedirá algo que él mismo no haría, y por eso la gente lo sigue”.
Recordó que conoció al narcotraficante años atrás, en un rancho cerca de Nuevo Laredo, a donde fue llevado. Ahí el joven presenció torturas, decapitaciones y asesinatos.
Luego fue obligado por el Z-40 a matar a un hombre al que él mismo había sometido.
Aseguró que si no mataba al extraño, lo hubieran asesinado a él.
Reta indicó que después de cometer su primer homicidio “ya no tenía vida”. Sin embargo, en una declaración hecha durante un interrogatorio policial en 2006, afirmó que “se creía Supermán”.
Dijo que llegó a lamentar todo lo que había hecho y no podía soportarlo más porque “no estaba viviendo su vida”.
Otro exsicario de Treviño, Gabriel Cardona, quien actualmente tiene 26 años, explica que él era integrante de un grupo de adolescentes estadunidenses que mataban a personas bajo las órdenes de Los Zetas desde Laredo, Texas.
En entrevista con CNN, Gabriel, quien también cumple una pena de por vida en prisión, señala que perdió la cuenta de cuántas personas asesinó, “no tengo idea. Yo creo que entre 20 ó 30”.
“Sientes que puedes hacer cualquier cosa sin siquiera ser tocado y tener esa sensación de poder. Piensas que eso no va a terminar, porque sigue ocurriendo”, apuntó Cardona.
Añade que todo lo que hizo “simplemente pasó” y que él realmente es una buena persona.
Debido a que tienen familia en México y Estados Unidos, Rosalío y Gabriel se movían con facilidad y traficaban desde drogas y armas hasta autos.
Ganaban entre 5 mil y 10 mil dólares, además de tener acceso a casas y autos de lujo, como un Mercedes Benz de 70 mil dólares.
Su carrera delictiva terminó en 2005, cuando fueron detenidos.
Treviño Morales fue capturado por elementos de la Secretaría de Marina la madrugada del 15 de julio durante un operativo en Nuevo Laredo.
Los muchachos que trabajaban al servicio del capo aprendían a asesinar a temprana edad, según relataron dos de ellos, actualmente presos en Estados Unidos.
Rosalío Reta, quien ahora tiene 23 años y purga cadena perpetua en aquel país, dijo a la cadena CNN que “en una batalla, en una confrontación, es el primero en salir de su camioneta y liderar a su gente. Conozco a este hombre (el Z-40) y no te pedirá algo que él mismo no haría, y por eso la gente lo sigue”.
Recordó que conoció al narcotraficante años atrás, en un rancho cerca de Nuevo Laredo, a donde fue llevado. Ahí el joven presenció torturas, decapitaciones y asesinatos.
Luego fue obligado por el Z-40 a matar a un hombre al que él mismo había sometido.
Aseguró que si no mataba al extraño, lo hubieran asesinado a él.
Reta indicó que después de cometer su primer homicidio “ya no tenía vida”. Sin embargo, en una declaración hecha durante un interrogatorio policial en 2006, afirmó que “se creía Supermán”.
Dijo que llegó a lamentar todo lo que había hecho y no podía soportarlo más porque “no estaba viviendo su vida”.
Otro exsicario de Treviño, Gabriel Cardona, quien actualmente tiene 26 años, explica que él era integrante de un grupo de adolescentes estadunidenses que mataban a personas bajo las órdenes de Los Zetas desde Laredo, Texas.
En entrevista con CNN, Gabriel, quien también cumple una pena de por vida en prisión, señala que perdió la cuenta de cuántas personas asesinó, “no tengo idea. Yo creo que entre 20 ó 30”.
“Sientes que puedes hacer cualquier cosa sin siquiera ser tocado y tener esa sensación de poder. Piensas que eso no va a terminar, porque sigue ocurriendo”, apuntó Cardona.
Añade que todo lo que hizo “simplemente pasó” y que él realmente es una buena persona.
Debido a que tienen familia en México y Estados Unidos, Rosalío y Gabriel se movían con facilidad y traficaban desde drogas y armas hasta autos.
Ganaban entre 5 mil y 10 mil dólares, además de tener acceso a casas y autos de lujo, como un Mercedes Benz de 70 mil dólares.
Su carrera delictiva terminó en 2005, cuando fueron detenidos.
Treviño Morales fue capturado por elementos de la Secretaría de Marina la madrugada del 15 de julio durante un operativo en Nuevo Laredo.