Atlanta— El líder del grupo criminal Los Zetas, Miguel Ángel Treviño, buscaba a jóvenes con nacionalidad estadounidense y mexicana para que pudieran cruzar la frontera sin problemas. Dos de ellos, quienes empezaron a matar cuando tenían 13 y 15 años, contaron a CNN cómo era trabajar con el narcotraficante.
"En una batalla, en una confrontación, es el primero en salir de su camioneta y liderar a su gente. Conozco a este hombre y no te pedirá algo que él mismo no haría, y por eso la gente lo sigue", dijo Rosalio Reta, quien ahora tiene 23 años y enfrenta cadena perpetua en Estados Unidos.
Gabriel Cardona, de 26 años, dice que formaba parte de un grupo de adolescentes estadounidenses que asesinaban a personas bajo las órdenes de Los Zetas desde Laredo, Texas, ubicado en la frontera con México.
"¿A cuántas personas mataste?", preguntó CNN a Gabriel. "No tengo idea", respondió.
"¿No tienes idea? ¿Perdiste la cuenta?".
"Yo creo”, contestó. "Entre 20 y 30". Cardona también cumple una pena de por vida en prisión.
Reta dice que conoció a Treviño en un rancho cerca de Nuevo Laredo, Tamaulipas, en el norte de México, a donde fue llevado.
Ninguno había conocido a alguien que llevara una pistola con una decoración tan particular: el número 40 incrustado en diamantes en la empuñadura.
En el lugar, el joven vio cómo gente era torturada, decapitada y asesinada. Treviño se dio cuenta de la presencia de Reta y preguntó qué hacía ahí. Después, el Z-40 sometió a un hombre, le dio al joven un arma, y le dijo que lo matara.
"Tuve que hacerlo. ¿Qué otra opción tenía?", dijo Reta. "Si no lo hacía, sabía que me iba a pasar a mi".
"Después de eso ya no tenía vida", agregó.
En un interrogatorio policial realizado en 2006, al cual tuvo acceso CNN, Reta dice otra cosa sobre los asesinatos que cometió: "Me creía supermán".
Ambos jóvenes, arrestados en 2005, tienen familia en ambos lados de la frontera, lo que les permitía moverse con facilidad entre ambos países y traficar desde drogas y armas hasta autos.
A cambio de los asesinatos recibían entre 5 mil y 10 mil dólares, además de que tenían acceso a otros lujos, como una casa o un auto Mercedes de 70 mil dólares, según Cardona.
"Te da una sensación de que puedes hacer cualquier cosa sin siquiera ser tocado y tener esa sensación de poder”, dijo Cardona. “Piensas que eso no va a terminar porque sigue ocurriendo”.
"Llegué a lamentar todo lo que he hecho”, dijo Reta. “No pude soportarlo más. Era realmente duro para mí. No estaba viviendo mi vida”.
Por su parte, Cardona no está tan lleno de remordimientos. No pasa mucho tiempo pensando en la violencia que causó, según dijo. Pero su mente está perseguida por imágenes violentas de su vida anterior.
“Soy realmente una buena persona”, dijo. “Esto simplemente pasó”.
“Siempre pensé que si moría, sería por una bala en la cabeza”, dijo. “Nunca pensé que iba a morir en prisión”.
En 2010, Treviño Morales fue acusado ante una corte en Laredo, Texas, de producir e importar narcóticos en Estados Unidos, y de dirigir una organización que secuestraba, torturaba y asesinaba a integrantes de organizaciones rivales, para lo cual mantenía grupos de sicarios.
Según dicha acusación, Treviño Morales, quien fue detenido el pasado 15 de julio a las afueras de Nuevo Laredo durante un operativo de la Marina, comenzó con actividades de importación de marihuana y cocaína a través de Nuevo Laredo desde 2001.
En esa ciudad fronteriza, la droga era empaquetada en casas compradas o rentadas por la organización, y luego enviada a Laredo, Texas, en automóviles y camiones.