Ante la caída de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, la de Fernando Sánchez Arellano y el paradero incierto de Juan José Esparragoza, “El Azul”, queda pendiente de captura Ismael “El Mayo” Zambada García, y la reaprehensión de Rafael Caro Quintero.
Primero negado como un gran capo y ahora señalado como uno de los delincuentes que sostenía viva la estructura del Cártel Arellano Félix, Fernando Sánchez Arellano no es el único eslabón de la cadena que faltaba en ser capturado. En Baja California son buscados los criminales que en fechas recientes han reactivado la violencia en las calles de Tijuana: José Manuel Soto Gastélum, “El Tigre”, y Alfonso Arzate García, “El Aquiles”, ambos militantes del CAF, enfrentados por la disputa del territorio y mercado de las drogas de esta frontera.
También son buscados los cabecillas de “El Tigre”, identificados por las autoridades como Alfonso Lira, “El Atlante”, José Luis Mendoza Uriarte, “El Güero Chompas”, y Francisco Javier Flores Hernández; así como la gente de “El Aquiles”, entre la que se encuentra su hermano, René “La Rana” Arzate.
LOS MÁS BUSCADOS
Aunque en la página web de la Procuraduría General de la República, la sección de “Los Más Buscados” se encuentra en proceso de actualización y no funciona desde finales de 2013, los criminales más conocidos y en calidad de prófugos, son del dominio público. ZETA reitera el listado de estos personajes que se han convertido en enemigos de la sociedad:
Ismael “El Mayo” Zambada García. Líder del Cártel del Pacífico que utiliza los alias de Gerónimo López Landeros, Jesús Loaiza Avendaño e Ismael Higuera Rentería, entre otros, con principales zonas de operación en los estados de Sinaloa, Sonora, Chihuahua y Yucatán. Presuntamente quedó -en solitario- como jefe de la organización que lideraba junto a Joaquín “El Chapo” Guzmán. Cuenta con órdenes de aprehensión por delitos contra la salud, delincuencia organizada, acopio de armas de fuego y operaciones con recursos de procedencia ilícita.
Juan José Esparragoza Moreno “El Azul”. Legendario narcotraficante al que se ha identificado en la cúpula de diversas organizaciones criminales, más afín al Cártel de Sinaloa y con gran capacidad negociadora. Ha operado principalmente en actividades de blanqueo de capitales, en los estados de Sinaloa, Querétaro, Morelos, Tamaulipas y Jalisco. Recientemente el semanario Río Doce informó que el presunto capo murió en Guadalajara, donde tenía su residencia. Al no confirmarse su deceso, las autoridades le tienen entre los más buscados.
Rafael Caro Quintero. Fundador del Cártel de Guadalajara en los años ochenta, es uno de los delincuentes más reclamados a nivel internacional. Cuenta con orden de detención provisional con fines de extradición internacional para ser llevado a los Estados Unidos de América, donde tiene cuentas pendientes por delitos contra la salud. En México también se resolverá en amparo directo sobre su responsabilidad en el secuestro y homicidio del agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar; hechos por los cuales ya contaba con una sentencia de 40 años de prisión, modificada en agosto de 2013. Se permitió su egreso del penal de Puente Grande.
Héctor Beltrán Leyva “El H”. Considerado el líder de la organización criminal que anteriormente dirigieran sus hermanos Arturo “El Barbas” (muerto) y Alfredo “El Mochomo” (preso), utiliza los alias de Pedro Coronel y Alfredo López “El General”. Opera principalmente en los estados de Sinaloa, Nayarit, Distrito Federal, Morelos y Guerrero. Otro de sus hermanos, Carlos, se encuentra preso. “El H” es buscado por delitos contra la salud, delincuencia organizada, acopio de armas y lavado de dinero.
Vicente Carillo Fuentes “El Viceroy”. Presuntamente en el exilio, es aún contemplado por las autoridades como el jefe del Cártel de Juárez que encabezara su hermano Amado “El Señor de los Cielos” en la década de los noventa. Su actividad se vio mermada por los conflictos sostenidos con diversos cárteles, entre éstos el de Sinaloa, tras la ejecución de Rodolfo Carrillo Fuentes “El Rodolfillo”, en 2004. En Chihuahua tiene la mayor influencia a través de diferentes pandillas que trafican droga en ambos lados de la frontera.
Omar Treviño Morales “El L-42”. Cabeza visible del grupo criminal Los Zetas, el también conocido como “El Z-42” militó en el Cártel del Golfo antes de la ruptura entre ambas organizaciones. Tras la detención de su hermano Miguel Ángel Treviño “El Z-40”, Omar se hizo cargo del grupo, operando en los estados de Tamaulipas y Nuevo León, aunque cuenta con células en más de la mitad de las entidades del país con mayor influencia en la región Sureste. Tiene órdenes de captura en su contra por delincuencia organizada, portación y acopio de armas de fuego de uso exclusivo del Ejército y Fuerza Aérea.
Rubén Oceguera Cervantes “Nemesio” o “El Mencho”. Michoacano originario del poblado de Chila, identificado como líder del Cártel Jalisco Nueva Generación, luego de la detención de J. Jesús “El Chango” Méndez Vargas a principios de la década. Durante muchos años fue lugarteniente de distintos capos de la droga, entre ellos los Valencia del Cártel del Milenio. Es considerado un hombre muy hábil para los negocios ilícitos, capaz de vender protección a otros poderosos jerarcas del narcotráfico, como Rafael Caro Quintero, al que presuntamente ofreció sus servicios de custodia cuando éste salió del penal de Puente Grande.
Servando Gómez Martínez “La Tuta”. También conocido como “El Profe”, el maestro normalista fue fundador del Cártel de La Familia Michoacana al lado de Nazario Moreno “El Chayo” y Jesús “El Chango” Méndez, teniendo como zonas de operación los estados de Michoacán, Estado de México y Guerrero. Al fracturarse la coordinación entre los líderes y los cárteles aliados, Milenio y Sinaloa, “La Tuta” y “El Chayo” decidieron crear la organización delictiva ahora identificada como Los Caballeros Templarios, que vio acotada su zona de influencia al Estado de Michoacán por los ataques de organizaciones rivales, principalmente el Cártel Jalisco Nueva Generación y el surgimiento de los grupos de autodefensas que los han combatido junto con el Gobierno Federal.
Las recompensas
La mayoría de los jefes de cárteles y miembros de los principales grupos criminales que son los más buscados en México y en Estados Unidos, también forman parte del Programa de Recompensas de la Procuraduría General de la República (PGR). Entre ellos se hallaba Fernando Sánchez Arellano, por quien el gobierno mexicano ofrecía un estímulo económico de 30 millones de pesos a quien aportara datos que llevaran a su captura.
Antes de 2008, ya se ofrecían recompensas a nivel nacional y en los estados del país; sin embargo, fue a partir de una masacre ocurrida el 13 de julio de ese año en Sinaloa y posteriormente los hechos terroristas de la noche del “Grito” del 15 de septiembre en Morelia, Michoacán, cuando se reestructuró la oferta de dinero a cambio de información del paradero de los autores de los crímenes.
Así, en 2009, la PGR lanzó un acuerdo en el que se ofreció recompensa a quien o quienes proporcionaran información relevante y útil para localizar y detener a 24 narcotraficantes, entre ellos los líderes de las principales organizaciones delictivas como Joaquín “El Chapo” Guzmán, Miguel Ángel Treviño Morales “Z-40” y Arturo Beltrán Leyva “El Barbas”. Por cada uno se ofrecían 30 millones de pesos. En el mismo acuerdo, otros 15 narcos o sicarios valían 25 millones de pesos.
A la fecha, la dependencia federal ha publicado 105 acuerdos de ese tipo, ya no solo para ubicar a criminales, también a personas desaparecidas. Algunos casos famosos son los de los autores de los atentados al Casino Royale de Monterrey, que causó múltiples muertes en 2011, así como los de los sujetos que causaron graves daños en la Comisión Federal de Electricidad de Michoacán.
En el portal de la PGR aparecen las fotografías de los capos y sus esbirros, unos detenidos, otros muertos, los que no han sido detenidos, y por quienes existen recompensas vigentes, como es el caso de Juan José Esparragoza Moreno “El Azul”, quien presuntamente habría muerto de un infarto mientras estaba internado en un hospital, tras un accidente automovilístico, pero cuya defunción no se ha comprobado. Su cabeza tiene precio de 30 millones de pesos.
Otros narcotraficantes con la etiqueta de “fugitivos” tienen la misma cotización: Omar Treviño Morales “Z-42”, Héctor Beltrán Leyva “El H”, Vicente Carrillo Leyva “El Viceroy”, Servando Gómez Martínez “La Tuta”, e Ismael “EL Mayo” Zambada García, quienes forman parte del acuerdo de fecha 23 de marzo de 2009.
De la lista original de 24 capos, trece de ellos ya han sido detenidos, entre ellos Vicente Zambada Niebla “El Vicentillo”, Teodoro García Simental “El Teo”, Sergio Villarreal Barragán “El Grande”, Édgar Valdez Villarreal “La Barbie”; Jesús Vargas Méndez “El Chango”, Iván Velázquez Caballero “El Talibán”, Joaquín “El Chapo” Guzmán, Dionisio Loya Plancarte “El Tío”, y ahora Fernando Sánchez Arellano “El Ingeniero”.
En cambio, fueron abatidos por autoridades militares en distintas fechas y lugares, Marcos Arturo Beltrán Leyva “El Barbas”, Ignacio “Nacho” Coronel Villarreal, Heriberto Lazcano Lazcano “El Lazca”, Ezequiel Cárdenas Guillén “Tony Tormenta”, y Nazario Moreno González “El Chayo”.