GUADALUPE Y CALVO, CHIH.- Durante casi cuatro años los cárteles de Sinaloa y de Juárez mantuvieron la violencia en su más alto nivel. En los últimos ocho meses los asesinatos, ejecuciones y enfrentamientos comenzaron a disminuir.
Lo que hoy atemoriza a los residentes de este municipio y a los del poblado El Durazno, perteneciente al municipio de Tamazula, Durango, son los secuestros. Junto con el sinaloense de Badiraguato
–donde la economía depende en 90% del cultivo y venta de mariguana y amapola–, ambos municipios conforman el Triángulo Dorado del Narcotráfico.
La diferencia de Badiraguato con respecto a Guadalupe y Calvo y El Durazno es que en estas últimas regiones mujeres y niños son mano de obra indispensable durante el periodo de la cosecha de mariguana y amapola.Guadalupe y Calvo tiene una extensión de 9 mil 165 kilómetros cuadrados, que equivalen a 3.71% del territorio estatal. Limita al noroeste con el municipio de Morelos, al norte con Guachochi, al noroeste con Balleza, mientras que al sur y al sureste colinda con los municipios duranguenses de Guanaceví, Tepehuanes y Tamazula, y al suroeste con Badiraguato, perteneciente a Sinaloa.
A 3 mil 175 metros de altura se encuentra el cerro Mohinora, la montaña más elevada del Triángulo Dorado. Para llegar a esa jurisdicción chihuahuense, partiendo de Santa Gertrudis, Sinaloa, o Cueva Gacha, Durango, se deben recorrer caminos montañosos y sinuosos atravesados por postes y cableado con los que las rancherías y comunidades del entorno se abastecen de electricidad.
Así se llega a los caseríos de Puerto de Paredones, El Muertecito, El Bajío y Las Banquetas, de donde parte la desviación hacia El Durazno. Luego está Los Frailes, donde, además de una caseta telefónica y una tienda de abarrotes, se instaló un retén de soldados.
Siguen Puerto de Ojuelos y Atascaderos, este último con cerca de mil 400 habitantes, donde se asienta la base militar; también hay un hotel, una tienda y una gasolinera. Los lugareños de los tres estados suelen acudir ahí a comprar los pasteles caseros que se consumen en El Triángulo Dorado al final de cada periodo escolar.
Camiones llenos de madera cruzan periódicamente los poblados de Redondeados, Las Trojas, Puerto Sabinal, Las Vírgenes y El Ocote; aquí se bifurca el camino hacia Guadalupe y Calvo o a Parral.
Y es precisamente en esta zona de aserraderos donde los secuestros son frecuentes. Uno de los más recientes es el de Jaime Orozco Madrigal, candidato electo del PRI a la alcaldía de Guadalupe y Calvo, quien desapareció la noche del 10 de junio de 2013. Su cuerpo fue localizado dos días después en una brecha, a dos kilómetros del municipio.
Meses antes, la tarde del 8 de febrero de ese año, encapuchados armados con rifles de alto poder tomaron la cabecera municipal. Cerraron las calles del primer cuadro del poblado, ingresaron a dos viviendas y dispararon contra dos hombres. Antes de retirarse prendieron fuego a dos casas cercanas.
Esa noche resultó larga: se registraron varios enfrentamientos en diversos puntos del poblado. Hubo varios heridos y 11 muertos; tres de las personas atacadas fueron ultimadas la mañana siguiente afuera de las instalaciones donde se velaban los cuerpos de las primeras víctimas.
El titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Salvador Cienfuegos Zepeda, envió tropas de la 42 Zona Militar, ubicada en Parral, a la región. Llegaron horas más tarde. Desde entonces permanecen en la cabecera municipal. El grupo que incendió el poblado huyó rumbo a la sierra, recuerdan los pobladores.
El 11 de agosto siguiente, los militares fueron emboscados en la zona conocida como Nuestra Señora, en el camino que comunica a Baborigame con la cabecera municipal. Uno de ellos murió y dos resultaron heridos.
En enero pasado, agentes municipales y estatales repelieron un ataque en Mesa de la Reforma, en San Juan Nepomuceno, municipio de Baborigame. Murieron tres de los agresores y uno fue capturado.
A partir de esa fecha la cabecera municipal vive una relativa calma. Sin embargo, en poblados como Mesa de San Rafael, rumbo a Baborigame, colindante con Tamazula, Durango, continúan los secuestros y asesinatos.
Los alcaldes de la zona coordinan sus acciones con la Sedena, la Policía Única y con los judiciales del estado. La milicia apoya en la base de operación de El Zorrillo, rumbo al aeropuerto. Desde ahí patrulla el pueblo.
A un costado de la presidencia municipal de Baborigame, frente a la plaza principal y a un lado de la parroquia, las tropas cuentan con otra base. Los habitantes temen que se intensifique la violencia. Comentan que la tercera semana de junio, un profesor radicado en ese municipio salió de su casa y hasta ahora no ha regresado. Refieren que La Línea, brazo armado del Cártel de Juárez, bajó de manera notable su presencia en la zona, pues gente del Cártel de Sinaloa los desplazó; ahora, dicen, están acorralados en Baborigame y el municipio de Guachochi.Municipios militarizados
Guadalupe y Calvo tiene una población de 60 mil habitantes. Y aun cuando tiene un plantel de la Universidad Autónoma de Chihuahua y otro de la Universidad Pedagógica Nacional, buena parte de los jóvenes han sido reclutados por la delincuencia, admite el ayuntamiento.
El municipio acaba de ser integrado al Programa de Prevención del delito en la entidad, que incluye también a la Ciudad de Chihuahua, Juárez y Parral. Ello implica que se le asignarán 14 millones de pesos al ayuntamiento para apoyar a las instituciones educativas donde se instrumentarán campañas para evitar la deserción de los jóvenes.
No obstante, la plaza, la oficina municipal y el hospital de Guadalupe y Calvo siguen custodiados por elementos del Ejército que continuamente patrullan las calles.
El Durazno, la parte del Triángulo Dorado duranguense, también está militarizado. Ahí se estableció una base permanente. La pista de aterrizaje local, El Alizal, mantiene tráfico aéreo de manera regular puesto que la comunicación con el resto de la entidad, sobre todo con la cabecera municipal de Tamazula, sólo puede realizarse por aire.
Punto de referencia para los habitantes de Santa Gertrudis y sus alrededores, El Durazno se localiza a una hora de esta comunidad, mucho más cerca de Guadalupe y Calvo, y cuenta con cerca de mil habitantes. Al poblado acuden los lugareños a surtir su despensa, sobre todo fruta, pues es más fácil encontrarla en ese sitio.
Ahí hay tlapalerías, refaccionarias, un hotel y un restaurante. No obstante, los lugareños advierten a la reportera que los caminos de la zona son peligrosos y en la región proliferan los secuestros.
Hace años, dicen, de El Durazno y la comunidad de El Chapotán, adscrito también al municipio de Tamazula, salían grupos de hombres para integrarse a las filas del narcotráfico. De 2006 a la fecha las ejecuciones y secuestros han sido frecuentes; algunos de los delincuentes detenidos en Culiacán junto con Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, son originarios de El Durazno.
Al poblado sólo se llega a través de caminos accidentados, muchos de los cuales fueron “raspados” por maquinaria pesada, lo que hace más difícil el acceso. Está cercado por unos cuantos precarios caseríos de madera, casi todos con pequeños corrales para ganado, como El Tecuán, Los Básicos, Los Tejabanes y El Siguital. Desde la entrada casi no se observa el cuartel militar.
En aquel año hubo seis ejecuciones en la región. En 2007, un presunto lugarteniente del Chapo Guzmán –Carlos Norberto Félix Terán– fue detenido por el Ejército en Tamazula, Durango. Carlos Norberto es hermano de Omar, quien fue herido en la balacera del 29 de julio de ese 2007 en un expendio de Culiacán en la cual murieron dos personas. Los hermanos Félix Terán son originarios de El Durazno.
En 2009 ocurrió uno de los eventos más trágicos en El Durazno. La madrugada del 25 de junio fueron emboscados y asesinados cinco agentes y un comandante de la Policía Ministerial estatal comisionados en Tamazula.
Resguardaban El Durazno cuando recibieron una llamada de auxilio por un presunto asesinato en un baile. Los agentes se trasladaron a la comunidad de Chacala. En el camino fueron atacados por hombres armados con cuernos de chivo. Los cuerpos de los seis uniformados quedaron tendidos en el la carretera.
Los secuestros, según los pobladores, los realizan integrantes del Cártel de Juárez que aún operan en esas regiones, mientras que la violencia en El Durazno es producto, dicen, de las pugnas intestinas de los bandos del Cártel de Sinaloa.