La compañía mexicana FEMSA, la mayor embotelladora de Coca-Cola en el mundo, informó este miércoles que uno de sus centros en Guerrero, clausurado temporalmente por amenazas de criminales, decidió cerrar nuevamente sus puertas luego de que cuatro de sus camiones fueran incendiados.
El centro de distribución del municipio de Arcelia, en Guerrero, "se mantuvo cerrado desde el miércoles de la semana pasada por amenazas a los repartidores en la rutas", indica un comunicado de la empresa enviado a la AFP.
Un empleado precisó por teléfono que el centro fue reabierto el lunes pasado, pero que fue vuelto a cerrar inmediatamente después de que cuatro camiones repartidores fueran incendiados cuando transportaban mercancía en Tierra Caliente, una subregión asolada por cárteles narcotraficantes que han ampliado sus fuentes de financiamiento con extorsiones a comerciantes y pobladores.
"Los operadores de los camiones fueron liberados inmediatamente sin daño alguno", comentó Femsa.
Por su parte, la fiscalía estatal aseguró que ya se encuentra investigando el ataque a los vehículos, que ocurrió cerca de las comunidades de Santo Niño y San José Poliutla.
“La Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) inició las investigaciones correspondientes por el delito de daños en agravio de la empresa ‘Coca-Cola’ de Arcelia, luego de haber sido incendiados este día cuatro unidades repartidoras”, indicó el 4 de agosto la procuraduría.
Tierra Caliente, una región que comparte Guerrero con los vecinos Michoacán y el Estado de México, es territorio de Los Caballeros Templarios, un violento cártel que sembró el terror entre comerciantes y pobladores con sus amenazas, secuestros, extorsiones y asesinatos.
Aunque recientemente las autoridades lograron capturar o abatir a varios líderes de esa organización criminal, el gobierno federal mantiene un despliegue militar en Tierra Caliente ante los constantes hechos de violencia que se registran en la zona.
En enero, un grupo de criminales quemó un camión y una camioneta que transportaban maíz, aguacate y azúcar, y con los restos de los vehículos bloquearon una carretera que conecta Michoacán con Guerrero, dos de los estados más empobrecidos del país y claves para el trasiego y producción de marihuana, amapola y drogas sintéticas.