Sinaloa ha pasado de una guerra abierta a una guerra de baja intensidad. Esto no quiere decir que la delincuencia organizada que opera desde esa entidad haya sido derrotada con la captura de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, y la presunta muerte de Juan José “El Azul” Esparragoza Moreno. Por el contrario, esta en plena reestructuración….
De acuerdo con autoridades estadounidenses, el tráfico de estupefacientes hacia Estados Unidos se ha incrementado; mientras que en los estados fronterizos, dominados por el Cártel de Sinaloa, se han implementado acciones tendientes a aniquilar grupos delictivos adversarios a la organización que ahora –presuntamente- encabezan Ismael “El Mayo” Zambada y Rafael Caro Quintero.
Parece que, nuevamente prevalecen la negociación y el manejo discreto en las grandes operaciones de narcotráfico, lo que hace pensar en un nuevo pacto de las organizaciones criminales que integran la federación que, casualmente liderea el Cártel de Sinaloa.
La captura de “El Chapo Guzmán” y el fallecimiento no confirmado de “El Azul” disminuyeron la presión internacional y al interior del país sobre la organización delictiva considerada la más importante del mundo. Esto no significa la ausencia de operativos militares, los hay, sí, pero no de la misma intensidad. Ahora, algunos de ellos están enfocados al combate del Cártel de Guasave que encabeza “El Chapo Isidro” .
Todo ello, implica una profunda reestructuración del Cártel de Sinaloa fuera y dentro del país. Sus poderes operativo, organizativo y económico, al parecer, se mantienen intactos. Hasta el momento se desconoce si con la captura de “El Chapo” se confiscó parte de la enorme fortuna que se le atribuía o si se ha comenzado a desmantelar la estructura política y financiera que lo protegía, que le permitía blanquear los millones de dólares que obtenía y obtiene por sus operaciones delictivas.
Aún preso, el poder de “El Chapo” esta presente. Prueba de ello fue la huelga de hambre que apoyó y encabezó en el Penal de Alta Seguridad del Altiplano para exigir mejores condiciones de vida para los internos. Este movimiento, que triunfó, dejó ver que los recursos económicos lo pueden todo.
En este marco, donde las ejecuciones se han vuelto selectivas, el Congreso Estatal de Sinaloa aprobó una reforma a la Ley Orgánica de la Procuraduría General de Justicia de la entidad que limita el quehacer periodístico en la investigación de hechos relacionados con la delincuencia en general, pero lastimosamente beneficia al crimen organizado, porque hay que recordar que han sido los periodistas, no la “inteligencia federal”, la que ha puesto al descubierto los vínculos de los delincuentes con las autoridades, así como muchas de sus ramificaciones. De mantenerse esta reforma, solo se publicarían los boletines oficiales.
De manera voluntaria o no, las autoridades limpian y crean las condiciones para que el cártel de Sinaloa, la federación, consolide su reestructuración e incremente su poder. Sus adversarios en otras entidades están en proceso de aniquilamiento.
Mientras esto ocurre, los carteles del Golfo y Los Zetas, fraccionados por la muerte y captura de sus líderes, se enfrentan en una guerra, al parecer, permanente en Tamaulipas, Nuevo León, Veracruz y otras zonas donde tienen influencia. La intervención gubernamental es limitada, a diferencia de Michoacán, parece que pretenden que estos grupos se aniquilen para después intervenir, sin embargo, es la sociedad la que sigue siendo víctima de la violencia.
Y, en Michoacán, Servando Gómez “La Tuta”, desafía y pone en jaque a las autoridades estatales y federales. Por una parte, el líder de ese grupo delictivo aseguró en un video que dos dirigentes de las autodefensas recibieron dinero de los Caballeros Templarios; y, por otra parte, se filtró a una agencia informativa la reunión que sostuvo con el primogénito del ex gobernador Fausto Vallejo, Rodrigo Vallejo Mora, lo cual ya investiga la Procuraduría General de la República (PGR); al tiempo que las autoridades mantienen preso en Sonora a José Manuel Mireles, su principal enemigo.
Los cárteles de Los Caballeros Templarios y/o La Familia Michoacana han sido debilitados, no derrotados. Ello ha dado oportunidad a que otros grupos vinculados con el Cártel de Sinaloa, se hagan cargo de la producción de drogas sintéticas, de los cultivos de mariguana y amapola que eran controladas por dichas organizaciones en Tierra Caliente de Michoacán y Guerrero.