El líder de los Zetas Miguel Angel Treviño Morales, alias el Z-40, quien se cree ordenó diversas matanzas, fuecapturado por elementos de la Marina que interceptaron su camioneta en una calle de tierra en las afueras de la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo.
Su detención, no obstante, es escaso consuelo para los familiares de las víctimas de esas matanzas, que sufren pensando las crueldades que tuvieron que soportar antes de morir.
Brutalidad
Una cinta negra cuelga de la puerta principal de la casa de la familia de Pablo Cote desde que su cadáver fue hallado en una tumba común hace más de 2 años. Cuando la familia se sienta a cenar, le hace una ofrenda, colocando un plato de carne con una salsa verde y tortillas en un altar con su foto.
Cote fue secuestrado cuando regresaba en auto desde la frontera con Estados Unidos al estado de Tlaxcala en marzo del 2011. Lo mataron a golpes durante una masacre de 193 personas, incluidos los pasajeros de un autobús, perpetrada por los Zetas en el estado de Tamaulipas, al noreste del país.
Un desconocido que respondió su teléfono celular dijo: "Dejen de molestarme". Él ya no tiene este teléfono. Si siguen molestando, ya verán lo que pasa".
La viuda de Cote dijo que las pérdidas económicas que sufrieron no son nada comparado con el dolor que sienten. Jamás recuperó el cadáver de su marido, que estaba demasiado descompuesto como para que se pudiera hacer un funeral con ataúd abierto.
"Eso me lo he preguntado cientos de veces. ¿Él no tiene hijos, no tiene una madre, una hermana, una esposa, por las que sienta un dolor tan fuerte al momento en que alguien les haga daño?", comentó el hijo de Cote, llamado también Pablo. "Al día de hoy no me explico por qué (matarlos) de esa manera. Por qué con tal brutalidad".
Ritual con sangre
Treviño también hizo sentir su ira en Estados Unidos, donde Jorge Alfonso Avilés, de 19 años, de Laredo, Texas, pasó a engrosar la lista de víctimas en el 2006.
Por entonces Treviño todavía estaba aliado con el Cartel del Golfo y a los Zetas se les dio la misión de librar una guerra en Nuevo Laredo contra el Cartel de Sinaloa por las lucrativas rutas para transportar contrabando a Estados Unidos a través del puerto comercial más activo de la frontera.
La familia de Avilés niega que haya estado involucrado en el narcotráfico. Los fiscales dijeron que Avilés y un muchacho de 14 años fueron sacados de un local nocturno del lado mexicano de la frontera y llevados a un escondite, donde lo mataron a puñaladas.
Los asesinos usaron la sangre de Avilés para brindar por la Santa Muerte, que es venerada por los narcos.
Paga rescate, mandan cenizas
Delfino Cusanero dejó la pequeña casa de su familia con pisos de tierra en las colinas cercanas a la ciudad de Guatemala en marzo del 2011 para tratar de reunirse con cuñados suyos que trabajaban en la construcción en Estados Unidos.
María Isabela de Cusanero le preparó un pequeño bolso a su esposo en el que incluyó algunas camisas, un par de pantalones y un plástico para protegerlo de la lluvia.
9 días después recibió una llamada del "coyote" que había contratado su marido para que lo ayudase a llegar a Estados Unidos, quien le dijo que los Zetas habían secuestrado a su esposo y a varias personas más cerca de la frontera.
En una segunda llamada un hombre le exigió 4,500 dólares para liberar a Cusanero. Su esposa consiguió el dinero como pudo con la ayuda de sus hermanos que residen en Estados Unidos y de otros parientes de Guatemala.
Pero lo único que recibió a cambio fueron los restos de su esposo, enviados un año después.