La Procuraduría General de la República internó en el penal de máxima seguridad del Altiplano, en el Estado de México, a José Juan Esparragoza Jiménez y a Joel Vázquez Valdenegro, identificados como presuntos integrantes del cártel de Sinaloa.
Peritos de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR practicaron exámenes periciales a Esparragoza Jiménez, a fin de conocer los vínculos familiares que tendría con Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, uno de los líderes del mencionado cártel.
"Sin embargo, no fue posible realizar un cotejo positivo, toda vez que no se cuenta con información genética que permita establecer la relación de parentesco", señaló la PGR.
La dependencia federal dijo que tampoco existe información que permita tener la certeza científica de la filiación de parentesco de esta persona con el capo del narcotráfico.
Tanto José Juan como Joel fueron detenidos gracias a trabajos de inteligencia, de la Secretaría de la Defensa Nacional, en coordinación con la Agencia de Investigación Criminal y de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada, así como de la Policía Federal. La captura ocurrió el pasado 20 de agosto, en Culiacán, Sinaloa.
A estas personas se les aseguraron dos bolsas con 27 y 47 gramos de hierba verde, con las características de la mariguana; un paquete con 369 gramos de polvo blanco, al parecer cocaína; un arma larga, un arma corta y 75 cartuchos útiles, así como 26 kilos y 50,000 ml de lo parece ser metanfetamina, y 2 millones 746 mil pesos.
"Esparragoza Jiménez presuntamente pertenece a un grupo delictivo que opera en Sinaloa y las supuestas actividades que tenía era coordinar la producción y trasiego de cristal, cocaína y mariguana hacia Estados Unidos; mantenía un bajo perfil", indicó la PGR.
Como consecuencia de la detención de estas personas y en seguimiento a las actividades de inteligencia, el 23 y 24 de agosto pasados, se ubicaron y aseguraros dos laboratorios para la elaboración de droga sintética, los cuales se encuentran en los municipios de Cosalá, Sinaloa, y Tamazula, Durango, en donde, según los indicios encontrados, se podía elaborar aproximadamente 300 y 150 kilogramos de cristal por mes, respectivamente.