A los 11 años Claudia fue acosada por narcotraficantes y obligada a no acudir al colegio, al que sus captores habían sobornado, para traficar de estupefacientes hasta en cajas de regalo
"Lo que en otros países se ha conocido como reclutamiento forzado, en México también se ha incrementado", afirma Juan Martín Pérez, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México.
"Si nos equivocamos en el diagnóstico nos vamos a equivocar en la medicina", reconoce Roberto Campa, subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación.
"Me hicieron ayudarlos a falsificar documentos".
"Trata con fines de explotación, en este caso el narcotráfico", dice Juan Martín Pérez, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México.
Veinte millones de habitantes en un mismo espacio. El mismo número de historias. Muchas de ellas en medio de la oscuridad, en la oscuridad de la noche, pero también de la marginación, de ser engañada, de convertirse en esclava.
"Por supuesto que cifras oficiales no existirán, hay estudios, hay análisis, hay tendencias, desde la Red por los Derechos de la Infancia a partir de 2010, hemos llevado un seguimiento puntal y de manera muy conservadora, calculamos que entre 25 mil y 30 mil adolescentes son víctimas de narcoexplotación, informantes, implicados, en el proceso, en el tráfico o algunos de ellos en el sicariato", refiere Juan Martín Pérez.
Es una poco estudiada modalidad de la trata de personas, una cuyas presas predilectas son las niñas, esas que sin empezar a vivir lo han perdido todo.
"La evidencia demuestra que se enrolan cada vez a edades más tempranas", reconoce Campa Cifrián.
Del otro lado, la absoluta impunidad, la de cometer varios delitos a la vez, y hacer más grande la lista sin que nada pueda pasar.
"Nuestro país no tiene una prohibición explícita del reclutamiento forzado o de vincular a los niños al uso de armas, eso hace que a estas personas que los privan de libertad o reclutan, pueden estar acusados de todos los delitos, menos de reclutamiento forzado", asegura el titular de la Red por los Derechos de la Infancia.
Son las víctimas del crimen organizado, las victimarias forzadas, las pequeñas que sin querer, también son las niñas del narco.
"Son usadas de burreras. Está bien. Pero, ¿Cómo iniciaron ese proceso? Lo iniciaron porque las secuestraron. En México está reconocido que se secuestran 20 mil niñas para fines, primero de explotación sexual, pero después para múltiples usos", informa Pedro Peñaloza, criminólogo de la UNAM.
Agosto 8, 2011
"Soy halcón. Cuida puntos. Doce horas diarias".
La historia de Claudia es así, de una cosa pasó a otra. De ser engañada, a explotada, todos los días y todas las noches, con sus captores y con quien pagara a ellos por ella.
"Cuarenta y cuatro mil doscientos que pasaron por mi cuerpo, afirma Claudia.
Primero son sexuales, después burreras, las niñas ahora ya son mujeres que pueden ser halconas. Ya son halconas las niñas, detalla Pedro Peñaloza, criminólogo de la UNAM.
Y de ser víctima a ser villana, se convirtió en una de ellos, era un eslabón más de la delincuencia organizada, sin querer hacerlo. Su voluntad estaba borrada, o ayudaba o la mataban.
"Sentí horrible, porque tenía que hacer lo mismo que hicieron conmigo. Tenía que ayudar a que una chica practicar lo mismo que me hicieron practicar al principio. Yo la tenía que cuidar, a mí me la asignaron para cuidarla, para que no se escapar. De hecho ella se escapó y ese día no me la acabé. Me empezaron a golpear, me tiraron en el piso, me dieron de patadas", recuerda Claudia.
Después, casi termina en la cárcel, acusada de privación ilegal de la libertad, de quien habían obligado retener y falsificación de documentos. La ley la salvó.
"Para poder trabajar, tuve que sacar unas credenciales de elector. Y me tuve que aprender toda un acta de nacimiento para mentir y falsificar la IFE", explica Claudia.
"La Ley de Trata ya prevé reclutamiento para actividades ilícitas de la delincuencia organizada. Y el artículo 40 nos dice que el consentimiento de la víctima no es causa de responsabilidad penal. Y que además no serán castigadas", destaca Teresa Ulloa, directora regional de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niños en América Latina y el Caribe.
Dos años después, esta pequeña a los 11 años, empezó a ser acosada, fue obligada, bajo amenazas a engañar a sus padres, a no asistir al colegio, al que sus captores habían sobornado, y a viajar varios kilómetros para transportar paquetes de cocaína y mariguana, envueltos en una caja de regalo, a veces en su mochila, arriesgando su vida, todos los días por tres años, por un organizado y peligroso grupo criminal.
Espera ahora, que ella y su familia sean protegidos, teme por su vida y hasta que eso no ocurra, su historia permanecerá en un papel, y en la cinta que grabó su testimonio.