Joaquín “El Chapo” Guzmán y Édgar Valdez Villarreal “La Barbie”, no habrían participado en la huelga de hambre en el penal de máxima seguridad del Altiplano, en Almoloya de Juárez, Estado de México, de acuerdo con el diario estadunidense Washington Post.
Por un lado, las autoridades mexicanas confirmaron la huelga de hambre a mediados de julio; sin embargo, negaron la participación de Guzmán Loera o Valdez Villareal, como lo difundió.
“No hay manera de que ellos hayan participado porque están totalmente aislados”, dijo un funcionario no identificado al Washington Post. Sin embargo, confirmó la participación de 100 reclusos en una huelga “de unas horas” en reclamo de mejores condiciones de aislamiento. “Nunca hubo mil presos, nunca”, declaró.
Según abogados, exreclusos y familiares entrevistados por el diario, la vida en el penal del Altiplano es difícil. Las celdas están sucias, no hay suficientes cobijas y falta medicamento. “Hay moho, se enferman, hace frío, no se hacen cargo de los presos”, dijo un abogado que pidió el anonimato.
Durante la huelga de hambre que inició el 16 de julio y terminó el día 20, los presos se quejaban de mala alimentación, deficiente atención médica, falta de ropa interior y empleo de uniformes sucios y en mal estado.
Igualmente, protestaban porque no se les permitía acceso a la tienda del penal donde por derecho pueden comprar artículos de higiene personal; porque no se respetaba su tiempo de visita familiar, y porque sólo se les permitía un solo intento para realizar la llamada telefónica que tienen autorizada cada nueve días.
De acuerdo con el testimonio de un preso, entre 2008 y 2012 hubo huelgas de hambre con diferentes demandas, entre ellas pantallas de televisión más grandes.
El texto firmado por el jefe de la oficina del WP en México, Joshua Partlow y por la reportera Gabriela Martínez, afirma que “El Chapo” mantiene ciertos privilegios, como conservar su bigote, mientras que todos los prisioneros son obligados a afeitarse. Sin embargo, “El Chapo” está bajo vigilancia constante y recibe sólo una hora de recreo, según gente cercana a la prisión.
El gobierno mexicano negó la petición al Washington Post para hablar con el capo o con el director del Altiplano, Valentín Cárdenas Lara.