El asesinato de un jefe de plaza rural del Cártel de Guasave se esparce como huracán, y pone en alerta a las corporaciones estatales y militares, que presumen una reestructura interna.
Por ello se mantienen indiferentes al conflicto interno del Cártel —que creen los beneficia—, pero en vigilancia para evitar daños colaterales que afecten a civiles. Así, las fuerzas estatales analizan aumentar la presencia y patrullajes en zonas en donde antes no había ejecutados con la saña del narco.
De acuerdo con informes estatales y de las policías preventivas de Ahome y la local, la pugna interna se dejó ver tras la caza del policía Federico Rosas Rojo, el comisario, a finales de agosto, por el rumbo del campo pesquero Cerro Cabezón.
Y la fisura quedó clara a principios de septiembre, cuando en la sindicatura Adolfo Ruiz Cortínez fue asesinado frente a su hijo, Manuel Guadalupe Silva Medina. Al joven, los sicarios le permitieron escapar, mientras un gatillero remataba a Manuel Guadalupe.
Informes revelan que el ejecutado fue un prominente productor agrícola.
Luego, en el velorio de éste, Carlos Martín Robles Blanco, de 48 años fue masacrado. Un comando le disparó en más de 70 ocasiones. Dolientes salvaron la vida de milagro, pues ninguno resultó herido por bala perdida, o accidentado por la apresurada salida, buscando ponerse a salvo.
De acuerdo con los informes recopilados, las muertes tienen qué ver con una disputa interna, aunque no revelan quien de todos los fallecidos era el lugarteniente de la plaza de Ruiz Cortínez que fue ejecutado a sangre fría.
“Sabemos que era un jefe de plaza, cuyo grupo presumía que tenían la zona bajo control para Fausto Isidro el Chapo Isidro Meza Flores, pero inexplicadamente fue asesinado. Eso advierte una problema interno, de desconfianza, cobro de deuda, o que algún grupo ajeno entró a su territorio y lo mató. De cualquier forma que hubiese sucedido, advierte una purga interna en el grupo de Meza Flores”, expone uno de los coordinadores ministeriales, quien asegura que la incursión de los Marinos en Guasave ha permitido reducir la operación de gatilleros en las calles de ese municipio.
Si bien no se tienen resultados sorprendentes, el avance en la tranquilidad es importante, reconoce el policía que con casi dos décadas de experiencia es ya un veterano. La presencia de las fuerzas armadas ayuda mucho a la comunidad, afirma.
Jesús Carrasco Ruiz, coordinador de operaciones especiales de la Policía Ministerial del Estado se reservó comentar si el Cártel de Guasave está debilitado debido a los golpes de la Armada de México y de la propia corporación que representa, o por aparentes fracturas internas. “Ya no los vemos tan fuertes como antes. Ya no están tan fuertes. Les han matado líderes de células de asesinos, decomisado armamento importante, y en fin, han perdido movilidad. Ahora hay Gobierno que va por ellos”.
—Se dice que hay una fractura interna ¿Ustedes tienen informes al respecto?
El policía dibuja una sonrisa. Se torna hermético. Y responde con un lacónico “No sé. No puedo decírtelo. Pero de que algo pasó, algo sí ocurrió. Y eso es bueno para nosotros, para la comunidad, porque las personas agresivas terminaron muriendo. En un principio supusimos que fue una delación interna, y luego cambiamos a que fue trabajo de inteligencia la muerte de 11 líderes del grupo del Chapo Isidro. Hoy hay nuevas hipótesis, pero nada más”.
Carrasco Ruiz está de paso en la ciudad de Los Mochis. Llega a la fiesta del Día del Policía y ahí acepta una entrevista corta, constantemente interrumpida por reporteros que buscan halagarlo con comentarios sobre su eficiencia. Él no los rechaza, y tras un leve asentamiento con la cabeza continúa respondiendo, en ocasiones con monosílabos, aprobados por un instructor de tiro que sin ser requerido entromete sus comentarios entre respuesta y respuesta.
—¿Ve en Guasave un foco rojo de seguridad atribuido al narco local?
—Guasave es una prioridad para nosotros, como otros puntos del sur y centro del estado. Buscamos que no se salga de control, y con la ayuda de todo el Gobierno se está logrando someterlos. En esa región, los grupos armados fueron remontados a la sierra de Sinaloa, y hasta allá van los marinos. Nosotros estamos en nuestra lucha. Hay coordinación, pero también combate individual.
Carrasco Ruiz considera que con fractura o sin ella, los cuerpos de seguridad seguirán combatiendo al Cártel de Guasave cada vez que se crucen sus caminos, pues éste atacó duramente a las corporaciones, incluso, mató en emboscadas a decenas de policías que únicamente hacían su trabajo.