Versiones de vecinos de Loma Blanca indican que los responsables del ataque advirtieron, antes de huir, que no querían más fiestas en el pueblo y ‘regresarían’ de no ser obedecidos.
“Dijeron que si veían movimientos en las casas o en el pueblo iba a pasar lo mismo”, narró una mujer que afirmó haber escuchado la amenaza que provino de uno de los hombres armados que perpetró la masacre. La vecina declinó ofrecer más detalles por miedo.
El comisario ejidal, antes de trasladarse a la Ciudad de El Paso, confirmó que dos lugareños le avisaron sobre esta amenaza, que ya se esparció y provocó el temor entre los residentes de esta comunidad, situada a menos de 25 kilómetros al oriente de Ciudad Juárez.
El servicor público aseguró que regresará en los próximos días.
“Mi familia está preocupa”, dijo casi justificando la decisión de retirarse de momento del pueblo. El funcionario, que no porta armas de fuego y patrulla el pueblo en una pequeña motocicleta porque se auto se averió con las recientes lluvias, asumió el cargo en febrero del 2010 después del asesinato de su antecesor, Calixto Perez Mena.
El comisario dijo que no puede restarle importancia a las versiones que han expresado los vecinos.
En la memoria de los residentes permanece la destrucción de la iglesia del pueblo y un sinnúmero de asesinatos de los vecinos. Las casas y negocios quemados y en ruinas son los testigos mudos de los alcances de la violencia en Loma Blanca.
En el Valle de Juárez existen antecedentes de amenazas de matanzas por parte de los grupos cárteles en pugna. En abril del 2010 las advertencias provocaron el éxodo masivo de familias.
Al igual que en aquella ocasión, la zona rural todavía carece de vigilancia policiaca.
El pánico se apoderó de los habitantes.