Iván Velásquez Caballero, El Talibán o El Z-50, quien era uno de los principales operadores de “Los Zetas” en Zacatecas, Aguascalientes, Coahuila, la ciudad de Monterrey y parte de Guanajuato, se declaró inocente de los cargos de narcotráfico y lavado de dinero que se le imputan en una corte federal de Estados Unidos.
El Talibán tenía ingresos hasta de 30 millones de dólares mensuales, de los cuales 70% se iba a “gastos de nómina y operación” y para el pago de protección a policías ministeriales, estatales y federales, halcones, soplones, personal de la organización, así como compra y renta de inmuebles, celulares y equipos de comunicación y alimentos.
Valázquez Caballero, quien de acuerdo con las fuentes desafió a los máximos líderes de Los Zetas, Heriberto Lazcano Lazcano, El Lazca –abatido en octubre de 2012 en un enfrentamiento con militares–, y Miguel Treviño Morales, El Z-40, que derivó en una pugna que culminó con el asesinato de 14 de sus correligionarios en San Luis Potosí, en agosto de ese mismo año, buscó acercamiento con el cártel del Golfo y el grupo de Los caballeros Templarios para mantener su hegemonía en las plazas que dominaba desde 2007 y enfrentar a sus antiguos aliados.
Cuando El Talibán fue presentado a los medios, luego de su captura, el vocero de la Secretaría de Marina, vicealmirante José Luis Vergara Ibarra, señaló que aquel inició su carrera delictiva a los 14 años, robando carros en Nuevo Laredo, y a los 22 fue detenido por robo de vehículo.
Años después conoció al desaparecido líder de Los Zetas, Heriberto Lazcano, para quien trabajó como mandadero y luego fue escalando.