No tengo lana, es una leyenda de Forbes”, contestó Joaquín “El Chapo” Guzmán, a los elementos federales que lo custodiaron en el traslado de Mazatlán Sinaloa a la Ciudad de México, cuando le preguntaron sobre el dinero del que tanto se habló el capo había acumulado.En el trayecto del lugar donde fue apresado hasta su presentación en un hangar de la Marina, casi una hora y media, los oficiales tuvieron la oportunidad de charlar ampliamente con Guzmán Loera, quien a la vez tuvo la oportunidad de confesar algunos crímenes y deshacer algunos mitos que rodean su figura. Entre ellos, el de su “inmensa fortuna”.
Y es que en el 2012, la revista Forbes, ubicó a “El Chapo” Guzmán como el narcotraficante más poderoso del mundo y con ingresos que pueden exceder los 3 mil millones de dólares, pues se le responsabiliza de introducir aproximadamente el 25 por ciento de los narcóticos que ingresan a Los Estados Unidos.
Cuando los agentes preguntaron sobre el dinero del que tanto se hablada había acumulado les contestó: “no tengo lana, es una leyenda de Forbes”, pero le recordaron que acababan de incautarle 3 relojes de a millón y medio de pesos cada uno, 16 casas y 43 automóviles de lujo, 19 de ellos blindados.
El líder del Cártel de Sinaloa se presentó ante las autoridades que lo detuvieron, al igual como hace 21 años, como un agricultor, de hecho, sus captores aseguraron que en todo momento se dirigió a ellos llamándolos “jefe” y, en sus propias palabras, lo calificaron como una persona carismática y franca.
Lo describieron como un hombre tranquilo, respetuoso, con un marcado acento sinaloense al que acompañan gestos y ademanes singulares, pero no malas palabras, plano en el volumen de su voz.
Entre otras confesiones, “El Chapo” aceptó haber asesinado entre 2 mil y 3 mil personas, entre ellas a Ramón Arellano Félix, su antiguo y legendario enemigo, pero no haber participado en el asesinato del Cardenal Posadas Ocampo, crimen por el que fue capturado en 1993, y después se fugaría en el 2001.
Asímismo, el capo relató a sus captores que cuando se escapó del penal de Puente Grande, en Jalisco, se escondió en el estado de Nayarit y luego en su rancho de Badiraguato, Sinaloa. Dijo que los hermanos Beltrán Leyva con los que rompió en el 2008, lo recibieron bien, como el jefe que era, pero luego supo que lo querían matar y por eso el rompimiento; ellos lo cobijaron y de hecho, el periodista Diego Enrique Osorno, asegura que fue su primer cinturón de seguridad en los primeros años de la clandestinidad.
Entre los encuentros reveladores, figuró una vez más el nombre de Rafael Caro Quintero, con quien el capo afirma tuvo una comida y charla después de su salida de prisión el año pasado, pero quien le manifestó no tener deseos de volver al negocio de las drogas. Dijo que Caro Quintero vivía en la sierra.
Cuando le preguntaron por su socio, Ismael “El Mayo” Zambada, les dijo que andaba también en la sierra. De Juan José Esparragosa, “El Azul”, respondió que quizás estaba en Guadalajara. De Heriberto Lazcano “El Lazca”, el ex jefe de ‘Los Zetas’, dijo que era su enemigo, pero refirió que era un “caballero”. De Servando Gómez “La Tuta”, y ‘Los Caballeros Templarios’, los definió como “unos rateros mugrosos”.