El grupo criminal conocido como La Empresa fue el antecedente de “La Familia Michoacana”. Tiempo después, la disputa por el control de la célula delictiva provocó una ruptura entre los líderes, mismos que fueron a crear Los Caballeros Templarios.
Una pieza clave fue Jesús Méndez Vargas, “El Chango Méndez”, líder y fundador de la organización delictiva conocida como “La Familia”, quien fue capturado en Aguascalientes, según informó la Secretaría de Seguridad Pública, el 22 de junio del 2011.
El Chango Méndez tenía en aquel entonces 50 años. Había nacido en el poblado de El Ahuaje, Michoacán.
Carlos Rosales Mendoza, El Tísico, identificado como líder de un grupo regional en Michoacán que trabajaba en coordinación con Armando Valencia Cornelio, El Maradona, líder del “Cártel del Milenio”, invitó a El Chango Méndez a unirse a las actividades delictivas a finales de los noventa.
Las primeras misiones del Chango Méndez consistían en la compra-venta de mariguana, que llevaba a Reynosa, Tamaulipas, para después ‘pasarla’ a Estados Unidos, según informó la Secretaría de Seguridad Pública en la administración de Calderón.
El Tísico rompió relaciones con El Maradona y fundó su propia organización criminal bajo el nombre de “La Empresa”. Ésta estaba formada por dos grupos operativos: uno era dirigido por El Chango Méndez y el otro por El Chayo.
“La Empresa” quería sacar de Michoacán al cártel del Milenio, por lo que se alió con el líder del ‘Cártel del Golfo, Osiel Cárdenas Guillén, por lo que se dispararon los homicidios en Jalisco y Michoacán en 2003, según la SSP federal.
El Tísico dejó a El Chango Méndez el control del trasiego de droga a Tamaulipas.
Tras la detención de Osiel Cárdenas Guillén en el 2003 y de Carlos Rosales Mendoza en el 2004, Méndez Vargas regresó al estado de Michoacán e inicia junto con Nazario Moreno González, la distribución de las plazas en el estado de Michoacán, con la finalidad de empezar a disminuir la presencia y control que mantenía el cártel del “Golfo-Zetas” en la entidad.
“En el año 2006, José de Jesús Méndez Vargas y Nazario Moreno González, dieron a conocer públicamente a la organización denominada “La Familia”, a través de mensajes que dejaban junto a víctimas mutiladas”, aseguró la PGR.
En 2006 El Chayo era considerado líder y fundador de la organización de La Familia junto con El Chango Méndez, según el gobierno encabezado por Calderón.
Entre los ataques que la Procuraduría atribuyó a ese grupo criminal están las cinco cabezas de personas arrojadas a la pista de baile del bar “Sol y Sombra”, en Uruapan, Michoacán, el 7 de septiembre de 2006.
Otro ocurrió el 26 de septiembre de 2009, en Coyuca de Catalán, Guerrero, donde fueron halladas cuatro cabezas humanas en una hielera, y a unos metros, cuatro bolsas de plástico con los cuerpos de las víctimas, entre otros ataques.
Según el ex presidente Felipe Calderón en una entrevista con MILENIO, en diciembre de 2010 integrantes de “La Familia” organizaron una fiesta; elementos de la Policía Federal los ubicaron y comenzó la balacera en la que supuestamente murió El Chayo.
Tras la presunta muerte del capo, asumieron el control de la organización Enrique Plancarte Solís, Kike Plancarte, y Servando Gómez Martínez, La Tuta.
De acuerdo con la PGR, en enero de 2011 El Chango Méndez quiso controlar la organización criminal, y tuvo desacuerdos con Kike Plancarte y La Tuta, lo que provocó la ruptura entre los narcos.
Mediante pancartas, La Tuta y Kike dieron a conocer en marzo de 2011 la organización denominada Los Caballeros Templarios y anunciaron una guerra contra El Chango Méndez, quien se queda al frente de La Familia.
En mayo de 2011 se suscitaron como consecuencia diversos enfrentamientos en Michoacán, entre La Familia y Los templarios.
La PGR informó que El Chango Méndez organizó una reunión el 27 de mayo de 2011, en el poblado de Las Lomas, del municipio de Jilotlán, Jalisco, con el resto de sus operadores; la Policía Federal desplegó un operativo en ese lugar y detuvieron a 40 presuntos delincuentes.
En esa ocasión no capturaron a El Chango Méndez. Él ya no operaba en Michoacán, pero quería recuperar el territorio, por lo que pidió ayuda a Los Zetas. Éstos acordaron enviar 200 elementos para apoyarlo, según la PGR.
Un informe de inteligencia del gabinete de seguridad nacional indica que el gobierno federal tenía como objetivos a seis “blancos prioritarios” de Los Caballeros Templarios, sin considerar a Nazario Moreno, ya que lo consideraba muerto desde 2010, y que de acuerdo con presuntos templarios detenidos, El Chayo era el líder de la organización criminal y La Tuta era el segundo.
El gobierno federal contemplaba que a la cabeza de Los Templarios estaba La Tuta; el segundo al mando era Dionisio Loya Plancarte, quien fue detenido el 27 de enero. Era buscado por delincuencia organizada, delitos contra la salud, aunque se le llegó a ubicar como “responsable de prensa y relaciones públicas” de la organización.
El tercero en la organización criminal era Enrique Plancarte Solís, quien posiblemente subió al segundo mando tras la detención del Tío Plancarte. Estaba a cargo de la operación de las zonas de Múgica y Nueva Italia, además de que controla rutas de narcotráfico, conserva mercados, contiene grupos antagónicas y “exporta” droga hacia Estados Unidos.
Otro integrante de los templarios es Pablo Magaña Serrato. Operador en Zitácuaro. Se le vincula en el atentado del 14 de junio de 2010 en el que murieron al menos 10 policías federales.
En el segundo nivel de la estructura están Ignacio Rentería Andrade, cuya zona de operación es Apatzingán y Uruapán, así como Samer José Servín Juárez, a quien informes de inteligencia ubicaban como operador en Morelia, Querétaro y Reynosa, Tamaulipas.