La disputa por el poder de el Cartel de Sinaloa; Héctor Román el capo bajo la sobra con el mismo potencial que El Azul, El Chapo y El Mayo.
La inquietud que ha despertado en las autoridades y en los medios la posible muerte de El Azul, uno de los líderes históricos del Cártel de Sinaloa, no tiene eco en los dominios de esta organización delictiva. Tanto sus mandos como la población saben que Sinaloa, particularmente el municipio de Badiraguato, ha producido suficientes capos para relevar a quien sea, eso sí, a su modo. Todo indica que ya está listo el que viene y se llama Héctor Román.
Ismael El Mayo Zambada es el hombre más importante en el organigrama del Cártel de Sinaloa. El presunto deceso de Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, no ha sido confirmado oficialmente, pero la versión, sumada a la reciente detención de Joaquín Guzmán Loera El Chapo, sacudió nuevamente a la aún poderosa organización delictiva.
El anuncio evidenció a otra pieza clave del también llamado Cártel del Pacífico, quien mantuvo un perfil aún más bajo que el acostumbrado por Esparragoza Moreno. Se trata de Héctor Román, quien maneja la franja serrana que inicia antes de llegar al poblado de La Tuna –que fuera dominio de Guzmán Loera–, en el municipio de Badiraguato, Sinaloa, y llega hasta la colindancia con Guadalupe y Calvo, en Chihuahua.
Román pertenece a la misma generación y goza de un poder comparable con el de El Azul, El Chapo y El Mayo. No se mete con nadie y nadie se mete con él.
Tras la detención de Guzmán Loera, la madrugada del 22 febrero, la DEA señaló como su probable sucesor en el mando de la organización a Dámaso López Jr. El Mini Lic, líder del grupo de sicarios Los Ántrax. Sólo que en Sinaloa se manejaba que el relevo era el padre del nominado por la agencia estadunidense: Dámaso López, El Licenciado, quien en 2001 renunció a su cargo como jefe de seguridad del penal de Puente Grande, tras dejar éste en condiciones favorables para la fuga del Chapo. El Licenciado se convirtió en operador y compadre de Guzmán Loera.
Tras el señalamiento de la DEA, Iván Archivaldo, el mayor de los hijos de Guzmán Loera, escribió en su cuenta de Twitter: “Aquí no hay sucesores de mi padre, pero de una cosa sí estoy seguro, los Guzmán seguirán en el trono, (Jesús) Alfredo y yo tomamos las riendas del cártel”.
No fue sino hasta el 19 de marzo cuando Ovidio Guzmán López, de 23 años e hijo de Griselda López, la segunda mujer del Chapo, confirmó en entrevista para el blog argentino Servicio Privado de Informaciones y Noticias (Seprin), que sus medios hermanos Jesús Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán Salazar asumieron como los nuevos “gerentes” del cártel y advirtió que la guerra continuaría: no hay “tregua con ratas mugrosas”, dijo.
Jesús Alfredo, Iván Archivaldo y César fueron procreados en la unión que en 1977 contrajo Joaquín Guzmán con Alejandrina María Salazar Hernández.
Después de esta declaración cesó, al menos mediáticamente, la turbulencia por la sucesión del Chapo Guzmán. Sin embargo, el pasado domingo 8 se dio a conocer que El Azul falleció la tarde del sábado por un infarto mientras convalecía de un accidente automovilístico.
En Badiraguato las relaciones familiares y de amistad son centrales. Aquí nacieron los narcos más importantes de las últimas décadas: a finales de los setenta despuntó Rafael Caro Quintero, quien junto a Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca Carrillo fundó el Cártel de Guadalajara. Pronto empezaron a llegar los discípulos: Juan José Esparragoza Moreno, Joaquín Guzmán Loera, Emilio Quintero, Balta Díaz, José Gil Caro, Emilio Cazares, Ovidio Limón, Amado Carrillo Fuentes, Pedro Avilés, Mario Aguirre y los hermanos Beltrán Leyva.
A sus 61 años, en estas tierras se afirma que desde el 10 de agosto de 2013, cuando fue liberado, Rafael Caro Quintero se incorporó al Cártel de Sinaloa como una especie de “líder moral”.
Caro Quintero habría mantenido el liderazgo gracias a que, desde los años setenta, fue uno de los iniciadores del cultivo y comercio de la mariguana y conservó una excelente relación con El Mayo Zambada, El Chapo Guzmán y El Azul Esparragoza. Hoy sólo está activo Zambada.
De los cuatro, coinciden todas las fuentes, quien siempre se mantuvo en un estratégico segundo plano fue El Azul. Aunque gozaba de fama de buen negociador, no se tentaba el corazón para aniquilar a sus rivales y era capaz de corromper policías, militares y gobernadores. Tras la captura de Joaquín El Chapo Guzmán y la muerte del Azul, la pieza clave del Cártel de Sinaloa es El Mayo.
Pero todavía está por descubrirse la importancia real de Héctor Román, que no sólo ha acumulado una gran fortuna, sino que en el organigrama del cártel tiene el mismo nivel que Guzmán Loera.
Tierra de capos
En Badiraguato nacieron la mayoría de los narcotraficantes que se encumbraron: El Chapo, en La Tuna; los hermanos Marcos Arturo, Alfredo, Héctor y Carlos Beltrán Leyva, en La Palma; Caro Quintero, en La Noria; Ernesto Fonseca, en Santiago de Los Caballeros; Emilio Quintero, en Babunica; Baltazar Díaz, en Babopa.
Tres capos eran de Huixiopa: Amado Carrillo, de Revolcadero; Pedro Avilés, de La Vainilla, y Esparragoza Moreno, de la comunidad que lleva el mismo nombre de Huixiopa.
Por lo pronto se sabe que El Mayo, cerebro del cártel, asumió también actividades operativas y logísticas, mientras que El Licenciado se quedó en la plaza del Chapo, sólo que bajo las órdenes de Jesús Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán.
A pesar de las bajas recientes, el Cártel de Sinaloa parece estar controlado. El Chapo Isidro conserva la hegemonía en Guasave y El Mayo mueve a la organización desde El Dorado.
Sin embargo, quien se mantiene fuera de los reflectores es Héctor Román, de San Javier. Su rancho ganadero, llamado El Saucito, está en El Potrerillo de San Javier, pertenece a la sindicatura de San Javier, y aunque domina todas las actividades del narcotráfico, opera hacia afuera de Sinaloa, principalmente Guadalajara.
En las comunidades cercanas a San Javier se habla poco de él, aunque todos saben algo sobre su personalidad o sus actividades, al igual que las del Chapo y El Mayo.
Cuando un desconocido viaje de la cabecera municipal de Badiraguato rumbo a San Javier o a La Tuna, los vigilantes de los caminos son notificados de inmediato. Para llegar al primero hay que cruzar Los Naranjos, Santiago de los Caballeros, Guanajuato, El Saucito y La Pitaya. En este punto, el camino se divide en dos: el de la derecha va a Los Amoles y Soyatita, el de la izquierda se dirige a La Cuesta de la Mula y continúa a El Llano. De Ahí el camino nuevamente se parte en dos: uno lleva a La Tuna y otro a San Javier, El Sauz y La Cieneguilla.
–¿Qué saben por aquí de Héctor Román? –se le pregunta a algunos pobladores.
–Podemos decir que tiene la misma categoría que El Chapo Guzmán, con la diferencia de que éste era conocido por su espectacular fuga del penal de Puente Grande. Desde allí se quemó –dice uno de ellos, refiriéndose a que se volvió demasiado visible.
Por el contrario, sobre Héctor Román sólo una vez habló de él, en su noticiario de Televisa, Joaquín López-Dóriga. Mostró una residencia mientras decía: “¿De quién creen que es esta casa, una de las casas más ricas de México? Del narcotraficante Héctor Román”. Nunca lo volvió a mencionar.
Sin embargo, en Badiraguato se sabe que Román tiene propiedades repartidas en toda la República, igual que El Chapo, y que es operador del Cártel de Sinaloa.
Cuando dicen que domina “allá, más arriba”, los lugareños se refieren a que controla San Javier, El Potrero de Bejarano, La Calera, El Sauz y Los Guayabos. Domina igualmente San Javier de Arriba y San Javier de Abajo, El Ojito, El Trigo y La Caña, colindante con el municipio chihuahuense de Guadalupe y Calvo, y es por este rumbo que llega a sus dominios.
Según los habitantes de esta zona, cuando hay problemas entre bandas rivales, a lo más que han llegado es a matar a los “contactos” (traidores): “Vienen y se los tiran al rancho, antes les cuelgan un letrero con algún mensaje. Pasan en avioneta, sobrevuelan y lo dejan caer. El mensaje dice: ‘Esto te va a pasar a ti si andas quitándome el terreno del lado de Chihuahua’”.
Un hombre de edad avanzada dice: “Él (Román) viaja seguido a su rancho, llega en su avión. Es como todo: hay gente a la que no le conviene estar al frente del negocio porque luego le van a caer los reflectores. Hay gente que prefiere ver la película desde atrás que enfrente, porque si están enfrente son los primeros por los que van a ir”.
Entre las anécdotas transmitidas de boca en boca está una, ocurrida en 2001: “Un primo de Héctor Román llegó a comprar, vender y mover todo el comercio. Héctor le mandó decir que se calmara, que ese era su territorio y que se buscara otra plaza. El primo le contestó que eran parientes y le pidió su apoyo para seguir ahí. Además, para entonces ya tenía amigos en la comunidad y no se fue”.
Entonces llegaron los hombres de Román, detuvieron al primo y a su gente en un arroyo, los rafaguearon y voltearon la Cherokee: “Trajeron un trascabo, abrieron un hoyo y allí dejaron la camioneta. A ellos los enterraron vivos. Eran parientes pero el primo no respetó la ley. Aquí, sea quien sea, se atiene a las consecuencias”, sentencia el hombre que lo cuenta.
–¿Héctor Román disputará el control del cártel cuando no esté El Azul?
–No. Entre ellos respetan sus territorios.
Se entiende que hablen así de Román. Consideran que ha sido caritativo con la gente del pueblo y dicen que aporta dinero para que los ayuntamientos realicen obras.
De todas formas, la gente manifiesta la certeza de que, vivan o mueran Ismael Zambada, Caro Quintero, Guzmán Loera y Esparragoza Moreno, aquí mismo hay muchos preparados para tomar el mando.