CANCÚN, Q.Roo.- Los nueve internos que fueron víctimas de una golpiza bajo la complacencia de autoridades carcelarias, lejos de obtener una sanción contra los responsables, fueron castigados al ser trasladados anoche al Centro de Readaptación Social (Cereso) de Chetumal.
Esta es la segunda ocasión en menos de cinco meses que presos víctimas de abusos en la cárcel estatal de Cancún terminan en el Centro de Readaptación Social (Cereso) de Chetumal.
Los nueve presos pertenecientes al cártel del Golfo sufrieron una golpiza el pasado 30 de julio a manos del grupo delictivo “Los Zetas” en el penal de este destino turístico. Esta paliza había sido provocada por custodios y elementos de la Policía Estatal Preventiva (PEP) durante un aparente operativo de detección de armas y sustancias prohibidas.
La SESP, cuyo titular es el general Carlos Bibiano Villa Castillo, contó con el apoyo de un camión blindado de la Policía Federal, conocido como “Rino”, para el traslado de los presos al Cereso de Chetumal, la capital del estado.
Ni la SESP ni las autoridades carcelarias emitieron información oficial sobre el motivo del traslado de estos presos.
Familiares de los reos que acudieron a la cárcel cuando empezó el operativo de traslado afirmaron que esta transferencia es una represalia contra los internos por haber denunciado la agresión de las que fueron víctimas.
A instancia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos estos presos denunciaron en días pasados ante la Procuraría General de Justicia del estado la participación de elementos de la PEP y de custodios en la golpiza propinada por “Los Zetas”.
Los presos que fueron traslados a Chetumal son: Héctor Román Palafox, “Rizos”; Obed Andrei Alpuche Correa, “El Cubo”; Víctor Raúl Díaz Ojeda, “Dante o “Liro”; Julio César Mancera Zamudio, “Zamudio”; Humberto Ramírez López, “Chaquira”; Juan Ramón Méndez González, “Campeche”; Damián Tejada Rodríguez, “El Gordo”; Carlos Alberto Torres Huesca, “Vaquero”, y Héctor Manuel Cacique Fernández, “El Diablo”.
El pasado 13 de marzo 48 internas de la cárcel estatal de Cancún fueron también trasladadas al Cereso de Chetumal.
En aquella ocasión, familiares de las internas denunciaron que el traslado fue violatorio a los derechos humanos, ya que nunca fue del conocimiento de los abogados de las reclusas, sus familiares, ni de las internas.
Una de las mamás de las internas denunció que el traslado había sido una medida represora por parte del director del penal, Salvador Reyes Muñiz, tras las denuncias de presas además de extorsión y acoso sexual.