Washington— La Casa Blanca lamentó la liberación del narcotraficante Rafael Caro Quintero y sostuvo que sigue comprometida en enjuiciar en Estados Unidos a los responsables de la muerte del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar, en 1985.
“Estamos profundamente preocupados por la liberación de Rafael Caro Quintero de una prisión en México”, señaló una declaración de la portavoz del Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca, Caitlin Hayden.
Al mismo tiempo la Administración Antidrogas de Estados Unidos (DEA) actualizó su portal de los delincuentes internacionales más buscados para incluir en primer lugar a Caro Quintero, quien es considerado “armado y peligroso”.
De acuerdo con su ficha en el portal de la DEA, Caro Quintero es buscado por las autoridades estadounidenses y enfrenta dos acusaciones ante la justicia de ese país, por el secuestro y asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena, y por la posesión de mariguana y cocaína con fines de distribución.
Washington— También el gobierno estadounidense indicó ayer que trabaja con México para presentar nuevos cargos contra Caro Quintero.
Por otra parte, Michael McCaul, presidente de la Comisión de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, dijo que la reciente liberación del narcotraficante constituye una prueba para el presidente mexicano Enrique Peña Nieto.
Brian Fallon, portavoz del Departamento de Justicia, indicó que el secretario de Justicia Eric Holder está en contacto con las autoridades mexicanas para transmitir las preocupaciones estadounidenses.
La Procuraduría General de la República (PGR) en México declinó ayer hacer comentarios al respecto.
McCaul, quien también es representante republicano de Texas, dijo que la decisión de un tribunal de apelaciones de revocar la sentencia contra Caro Quintero es “insultante”.
El legislador dijo a The Associated Press que Caro Quintero es “un asesino a sangre fría y lo ha sido durante 28 años”. Agregó que “no es una buena señal para el nuevo gobierno en estos momentos”.
McCaul pronosticó un “impacto negativo” en las relaciones entre México y Estados Unidos “si el procurador general mexicano no persigue cargos federales adicionales o ayuda con la extradición”.
Un panel de tres jueces dijo en un fallo el miércoles que Caro Quintero debería haber sido procesado en una corte estatal, en lugar de una federal, y revocó su sentencia. El viernes salió de la prisión y no se le ha visto en público desde entonces.
Asimismo, en una aparente alusión a Ernesto Fonseca Carrillo, alias “Don Neto”, la Casa Blanca dijo haber visto reportes de que otros individuos conectados con el asesinato de Camarena Salazar podrían ser liberados.
Abogados de Fonseca Carrillo dijeron a la prensa el pasado fin de semana que presentaron una apelación para la excarcelación de “Don Neto” bajo los mismos argumentos que en el caso de Caro Quintero.
El homicidio en 1985 del agente de la DEA Enrique Camarena provocó una de las mayores crisis diplomáticas entre México y Estados Unidos, y destapó una red de corrupción entre policías, funcionarios y militares mexicanos que colaboraban con el Cártel de Guadalajara.
Las repercusiones del caso fueron prolongadas. Desde el homicidio y hasta 1997 México fue obligado a superar una certificación anual por parte del Gobierno estadounidense, quien valoraba de esta forma el nivel de cooperación en la lucha contra el tráfico de drogas.
Indirectamente Caro Quintero también modificó la estrategia de la DEA, señalan especialistas, pues Camarena fue el primer agente asesinado en la historia de la corporación.
A partir de ese momento la agencia estableció la política de no descansar hasta castigar a quienes agredan a su personal, según varios testimonios de directores de la agencia ante el Congreso estadounidense.
La DEA mantiene una antigua solicitud de extradición contra Rafael Caro Quintero, a quien desde ahora el gobierno estadounidense considera prófugo.