Familiares de los acusados del multihomicidio donde murieron ocho personas, entre ellas 3 menores, dieron a conocer una entrevista entre el Ministerio Público y un familiar de las víctimas en donde se hace referencia al crimen organizado.
Estas declaraciones fueron hechas por Miguel Ángel Castañeda Morales, hijo de María del Carmen Morales Infante, una de las víctimas.
Miguel Ángel, entrevistado por el agente del Ministerio Público hizo una serie de declaraciones que no fueron vertidas en la carpeta de investigación ni se ventilaron en la audiencia de vinculación a proceso que se sigue en contra de Edgar Uriel Luján Guevara y Jesús Daniel Mendoza Hernández, los dos imputados por el homicidio de ocho personas en la colonia Morelos de Zaragoza el pasado sábado16 de noviembre.
Un día después, el domingo, ante la tardanza de la familia para acudir al servicio religioso, una vecina ingresó a la casa del vendedor de autos usados Máximo Martín Romero Sánchez, de 27 años y lo encontró muerto, acuchillado.
Además de Máximo, la vecina halló los cadáveres de Daniel Romero Castañeda, de seis años; Janeth Abril Romero Castañeda y Valeria Lizeth Lara Castañeda, ambas de cuatro años; María del Carmen Morales Infante, de 60; José Antonio Lares Padilla, de 39; Rosa María Castañeda Morales, de 30 y de María del Carmen Castañeda Morales, de 28, esposa de Máximo.
Miguel Ángel dijo en su testimonio ante la Fiscalía General del Estado (FGE) que el 23 de septiembre de este año asesinaron a su hermano Jesús Manuel Castañeda Morales, de 34 años, en la zona que identificó como Lagunera.
Dijo que su madre le dijo que un primo de nombre Santiago Hernández Castañeda, quien actualmente se encuentra escondido en Gómez Palacio Durango, pudo haber sido la causa de un ataque por venganza a la familia Castañeda Morales.
Miguel Ángel dijo que su primo trabajaba para Los Chanos o Los Zetas cuando le vendió un vehículo robado a su hermano Jesús Manuel, pero luego se lo quitó y se tuvo que esconder porque le robo presuntamente dinero y droga al grupo delictivo al que pertenecía.
Posteriormente supo que tanto los Zetas como los de la Policía comenzaron a buscar a su primo Santiago, los primeros por el robo de la droga y los segundos por el auto robado.
Por ello fueron a visitar a su hermano Jesús Manuel para que lo ubicara, pero como no les dijo nada, los Zetas lo levantaron y asesinaron.
En su testimonio, Miguel Ángel dijo que esa pudo haber sido una posible causa de la agresión en contra de su familia.
Lo anterior fue asentado en un acta redactada por el Ministerio Público y a la que familiares de los imputados distribuyeron entre los medios de comunicación por la mañana, unos minutos antes de comenzar la audiencia de vinculación a proceso para que se diera a conocer un hecho que no se ha querido manejar por parte de las autoridades, refirió una de las familiares de Edgar Uriel Luján Guevara en el exterior de las instalaciones de Ciudad Judicial.
La Fiscalía confirmó anoche que el documento filtrado es una entrevista ministerial realizada a Miguel Ángel, y que no forma parte de la carpeta de investigación porque esa dependencia ya estableció el móvil y hay dos personas detenidas y otras dos identificadas y prófugas.
El vocero Arturo Sandoval Figón dijo que la entrevista ministerial se realiza únicamente para conocer el entorno social, laboral y económico de las víctimas y en este caso fue rendida por Miguel Ángel Castañeda Morales, hijo de María del Carmen Morales Infante y hermano de María del Carmen y Rosa María, todas fallecidas en el ataque del pasado 16 de noviembre.
“Ya quedó establecido que fue por una deuda de mil 500 pesos que tenía el señor Máximo Romero Sánchez con uno de sus victimarios ya que un mes atrás Máximo les pidió un perro macho de la raza pit bull para hacer la monta o la cruza y por ese servicio le cobraron mil 500 pesos y no pudo salvar y después de eso vinieron las exigencias, amenazas teniendo el desenlace que ya conocemos”, dijo Sandoval Figón.
En las instalaciones de la Fiscalía también se presentó la hermana de Máximo Romero Sánchez, Cindy Tamara Ruiz Romero, para negar que su familiar tenga algún vínculo con ese grupo delictivo.
“Me acabo de enterar de lo que se está divulgando, vengo aquí para hablar de quien es mi hermano y dejar su nombre en limpio. Llegamos a Juárez en el año 2000, somos una familia trabajadora, humilde, nosotros realmente somos de Chiapas, mi madre nos creó como madre soltera, somos testigos de Jehová desde que mi hermano tenía un año de edad”.
“Mi hermano siempre fue un hombre trabajador, contento, se desempeñaba en las labores de siervo de Jehová de forma correcta, iba a las reuniones, asistía con su esposa e hijos”, agregó.
nos fuimos a dormir: El Tomate
En el curso del día, rindieron su declaración los dos imputados Jesús Daniel Mendoza Hernández alias ‘El Tomate’ y Edgar Uriel Luján Guevara.
El primer interrogado fue Mendoza Hernández, quien declaró que el sábado 16 de noviembre se fueron temprano a vender ropa a la calle Luis Escobar y al retirarse a su casa a bañarse se encontraba su abuelita, tardaron una hora ahí y salió a las cuatro de la tarde. Luego se fueron con sus suegros Cecilia Granillo y su suegro Alfredo Ávila a la calle Puerto Niza a las 4:30 de la tarde.
Ahí se encontraban sus cuñados Enrique, Lisbeth y Jocelín Ávila Granillo.
Su esposa, Lourdes Ávila Granillo se puso a cocinar y él se fue a comprar unas cervezas a las 6:00 estuvo tomando con René, un vecino hasta las 10 y su suegro, lo regresó a la casa.
Recordó que lo llevaron a su casa en el auto de su suegro junto con su esposa y niños a las 10:20 de la noche y se acostaron a dormir.
Ya no volví a salir hasta el domingo a las 9:00 de la mañana.
Dijo que el lunes al medio día fue detenido iba llegando a su casa y ya lo esperaban los ministeriales y él se acercó y le dijeron que le iban a hacer una entrevista por los muertos de la colonia.
Cuando lo subieron a la patrulla lo llevaron a la FGE y luego lo regresaron a su casa para sacarle ropas y luego lo llevaron a la FGE de nueva cuenta.
Luego le dijeron que había tres personas mayores de edad que lo habían visto y que él había sido el que mató a la familia.
Cuando estuvo en su casa de regreso vio que se empezaron a meter a otras casas.
Señaló que los agentes le pusieron tres cuadros de marihuana y dos envoltorios de la misma droga y le dijeron que estaba detenido por delitos contra la salud y se lo llevaron a las celdas donde lo empezaron a golpear a las 10:20 de la noche.
Le pusieron esposas, papel en los ojos y una bolsa en la cabeza y le decían que se lo iba a cargar la chingada, que declarara quienes eran los otros que habían participado, que si no decía nada se iba a ir solo a la cárcel.
Si no dices esto, lo que te hacemos se lo vamos a hacer a tu hijo, refirió.
Le dijeron que Edgar lo había involucrado y le dijeron que sí decía que había sido Edgar lo iban a dejar en libertad y lo iban a presentar como testigo.
A esa altura yo estaba muy asustado y no sabía que hacer me ponían la chicharra en cuello y manos, indicó.
Luego de que le hicieron el ofrecimiento de inculpar a Edgar a su suegro y a su cuñado le tomaron su declaración.
Para eso le dieron una declaración que tenía que aprendérsela, por lo que tuvo que repetirla.
Tras cumplirse las 48 horas se lo llevaron a Ciudad Judicial.
Dijo que conocía a Max porque le había vendido un perro, hicieron un intercambio de un teléfono por un perro.
Tenía un mes que no lo miraba, desde que hicimos el intercambio.
De Edgar dijo que solo lo conoce como Edgar y no conoce a su familia.
Dijo que sabe que al suegro de Edgar le dicen Poncho, pero que no conoce como amigo a Edgar, sabe que al hermano de Edgar le dicen Moreno, porque él es el que le vende la comida para sus perros.
Moreno es delgado como de 1.73, y Poncho de 1.68 pelo corto, canoso, robusto de 48 años y Moreno de 25 son padre e hijo.
Dijo que al ingresar al Cereso le tomaron fotos de los moretones en el cuerpo, le preguntaron dónde se los habían hecho.
En la pierna y en el estómago fue donde el estudio realizado en el Cereso reflejo los golpes que traía, indicó.
Sobre la chichara dijo que le dejo marcado con rojo el cuello, pero el MP le cuestionó porque no lo dijo en su momento.
Dijo que hizo cinco o seis entrevistas videograbadas ante el agente del Ministerio Público con un supuesto abogado.
Mendoza Hernández dijo que aceptó el trato que le ofrecía el fiscal de en lugar de acusarlo lo iba a convertir en testigo, por eso dijo que él había agarrado el dinero y que se había quedado afuera para vigilar y que buscó cinta adhesiva para taparles la boca a las víctimas.
Al momento de cuestionarlo sobre la identidad de la persona que le hizo la propuesta no pudo identificarlo, ya que tenía tapado los ojos.
Sobre las declaraciones de tortura que hizo en la audiencia inicial de formulación de imputación el agente del Ministerio Público le preguntó si lo forzaron a hablar y en respuesta les hizo saber que iba a dar una respuesta de manera libre y se le preguntó si había sido torturado y respondió que no.
Al ser cuestionado por el defensor la causa por la que había dicho lo anterior, el imputado respondió que había contestado eso debido a que lo tenían amenazado los agentes ministeriales.
Dijo que ese día llevaba una sudadera a dos tonos de azul, tenis negros y pantalón de mezclilla.
Le hicieron saber que de su casa sacaron ropa manchada de sangre.
La ropa y los tenis traía sangre, porque uno de sus trabajos es el de cortarle las orejas a los perros y en ese proceso hay sangrado.
Por ello, dijo, es que encontraron rastros de sangre en su ropa, pero no era sangre humana.
Yo soy inocente: Edgar Uriel
Posteriormente fue llamado a declarar al estrado de los testigos Edgar Uriel Luján Guevara. "Yo soy inocente", comentó al iniciar su declaración.
Luego refirió que los agentes llegaron y lo aprehendieron el martes a las 4:00 de la tarde se metieron a la casa y lo sometieron frente a sus hijos y esposa.
"Me sacaron de la casa y me iban dando toques con un aparato, me subieron a la troca y me dijeron que no dijera nada", expresó.
Después lo llevaron a la Fiscalía General del Estado (FGE) y ahí lo golpearon, puntualizó.
Di por qué los mataste, refirió le decían, pero yo no sabía de que me estaban hablando.
Me llevaron a un laboratorio por Babícora, ahí me echaron un líquido en la ropa y en los zapatos, explicó.
Ya de regreso en la FGE me ponían de rodillas y me ponían bolsas en la cabeza, señaló.
Me pusieron una patada en los bajos, me tomaron de las esposas por la espalda y me levantaban.
Aseguró que ese sábado en la tarde lo invitaron a una fiesta a las 6, por lo que regresaron a las 11 de la noche y se despertaron hasta el domingo en la mañana. "Los vecinos son testigos de que ahí estuvimos", dijo.
El domingo nos levantamos para ir al culto, llegue con mi pastor Reyes, ahí estuvimos en la escuela dominical, yo inicie el culto y el pastor predicó.
Yo me puse a ensayar con los músicos al terminar el servicio y después me fui a despedir a mi suegra, indicó.
Desde hace 10 años soy cristiano y no hice nada, puntualizó.
Tengo una niña con daño cerebral y el sábado por la noche le hable a mi mamá para preguntarle por mi hija, ya que ella necesita de oxígeno.
El abogado José Abraham Muñoz lo cuestinó por los testigos que estaban al momento en que ingresaron los ministeriales y dijo que estaba su hermano, su esposa y sus hijos.
Entraron y sin orden de cateo o de aprehensión entraron, le preguntaron si tenía una credencial y al ponérselas en la mano le arrebataron la credencial y le rasgaron la ropa.
Agredieron a los vecinos y a su familia también, dijo.
Mi esposa se llama Rut Noemí Medrano Rubio y mi hermano Miguel Santana y a ellos los maltrataron.
La detención fue dentro de la sala, ahí me sometieron a golpes, me pegaron en los bajos, señaló. Dijo que todavía le duele la espalda de los golpes que le dieron.