Los migrantes son un botín para los cárteles del narcotráfico, para las autoridades de migración y para los policías de cualquier nivel. “Lo que quieren es chingárselos”, acusa el padre Alejandro Solalinde, uno de los personajes con más autoridad en el tema en México.
Los migrantes sufren extorsiones mientras viajan en el tren “La Bestia”, y si no las pagan son bajados y posteriormente golpeados, macheteados e incluso asesinados por grupos que trabajan para el crimen organizado.
También sufren robos de su dinero y de sus escasas pertenencias y son secuestrados por grupos de la delincuencia organizada, y se les prohíbe el libre paso por México por parte de las autoridades, que sin pretextos les piden sus papeles, a pesar de que eso es ilegal.
“Extorsión es hecha por el Cártel del Golfo. Secuestro es de parte de los Zetas”, explica el experto. “El Instituto nacional de Migración (INM) es un instrumento policial de seguridad que garantiza cumplimiento con Estados Unidos”, dice Solalinde. “El Grupo Beta (del INM), da atún y galletas a los migrantes y hace servicios de inteligencia”, refuta. Ayer, el padre Solalinde participó en la presentación del informe “Narrativas de la Transmigración Centroamericana”, elaborado por la red de documentación de las organizaciones defensoras de migrantes, integrado por siete albergues y que recopilaron información en los primeros seis meses de este año.
También criticó que México inhiba el paso de los migrantes y los castigue, y consideró que el INM, siga lineamientos del gobierno de Estados Unidos.